Hace falta mucha dulzura para trabajar en este proyecto. Porque por más que se empeñe nuestro director, no es sencillo.

Nos acostumbramos a convivir con las máscaras, las propias y las ajenas, a sonreír cuando toca, a callar, a convencernos y auto convencernos. Nos creemos fuertes a costa de la debilidad ajena, damos para que nos den. Pocas personas llegan y llenan, con su dulzura, los espacios intermedios, los que de verdad importan. Esa es Fe.

Fue la última en incorporarse y, sin embargo, la que hizo posible que nuestros protagonistas cogieran las riendas de «su historia». Fe llegaba desde Lugo cada jueves, con la sonrisa en los ojos, y nos reforzaba poniendo ilusión donde, a veces, casi todo eran dudas.

Y seguimos…

Entrada original: Proxecto Máscaras

 

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