Esta es la nube de tags de la propuesta para romper el nudo gordiano de la apertura de datos públicos. Interesante post cuya lectura me trasladó a mediados de los noventa, cuando Alfóns Cornella empezaba a hablar de infonomía e infoxicación.

No se trata de una divagación teórica si no del resultado de la experiencia liberar la información pública de la Administración del País Vasco y los ejes de su propuesta van al grano:

  1. No documentos, sino datos
  2. “No licencias administrativas”, sino datos libres
  3. No demanda de información, sino oferta de datos
  4. No al cobro de tasas, sino gratuidad sostenible

Me sorprende el tratamiento, aunque tal vez porque hace tiempo que estoy más ligada a experiencias concretas en el uso de la información que a su razonamiento teórico. Era una de estas pasiones que andaba yo con ganas de retomar y la tentación se presentó con apariencia ciertamente golosa. Pero en una cosa no estoy de acuerdo: el dato no es la unidad con sentido sino el antecedente necesario para llegar al conocimiento exacto de algo o para deducir las consecuencias legítimas de un hecho.

Sin embargo, al primer entusiasmo tras su lectura (ha pasado una semana) le fue sucediendo un sentimiento de cansancio solidario con las personas que desde dentro de la administración están librando estas batallas agotadoras:

Con la legislación en la mano, la solución era complicada; con el consejo de los juristas, inextricable. No había ejemplos cercanos de los que aprender. Traigo aquí el nuestro, con la idea de promover el debate.

Me hace gracia que a la Ley 37/2007 se le llame sobre Reutilización de la Información del Sector Público. Su finalidad dice ser «la regulación de los documentos elaborados o custodiados por las Administraciones Organismos del Sector Público», pero ya de entrada deja claro que no modifica el régimen de acceso a los documentos administrativos. Lo que hace es establecer una «regulación básica» para la explotación de la Información que obra en poder del sector público. Con echar un vistazo al resumen de contenidos ya queda clara la cortedad de miras y la falta, ya no de visión, sino de voluntad de avanzar.

Pero no sólo eso, algo que se re-utiliza es que primero se utiliza. A mi lo que me falla aquí es el concepto de utilidad y hablo con cierto conocimiento de causa puesto que llevo muchos años representando a la parte empresarial en el Consello Galego de Estadística. Lo pongo como ejemplo porque es el que más conozco pero, salvo excepciones (como la iniciativa que da pie a este post) no hay demasiadas diferencias.

En realidad no hay más que darse una vuelta por la guía de navegación de la Web del INE o echar un vistazo a los procedimientos de solicitud de «información a medida» para ver que no hemos pasado de la pre-historia de la sociedad del conocimiento. ¿Qué hace falta para que lleguemos a entender las palabras de Stiglitz, que (me)repito de forma obsesiva?:

El conocimiento es la parte MÁS importante de la producción del conocimiento.

Lo más triste ya no es que las administraciones no sepan utilizar los datos, es que ni siquiera son capaces de establecer un procedimiento para que, quien sí sabe hacerlo, les de la utilidad que se les pre-supone.

Por cierto, no sé si lo comenté, los datos no dan respuestas a (casi) nada. En realidad su valor es el de ser instrumentos de reflexión y punto de partida. Pero de eso no iba este post. Ahora lo que está de moda es hablar de metodologías de innovación, de redes sociales, de #talleresdeloquesea y a mi lo que en realidad me gusta es pensar, encontrar problemas de fondo y diseñar soluciones, no poner tiritas.

Publicación original: enPalabras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *