Calidad… ¡Buen tema para empezar!

En septiembre de 2008, Manuel López Cachero fue reelegido presidente de AENOR con su propuesta de seguir reforzando el valor a la sociedad en normas de servicios y de carácter social y en certificación en los ámbitos como la sostenibilidad, I+D+i o alimentación.

Su formación y su trayectoria podrían hacer pensar en alguien demasiado alejado del común de los mortales, pero lo cierto es que se adapta y disfruta en cualquier entorno. Aunque en realidad mas bien habría que decir que sabe como crear ese ambiente en el que disfruta y se siente cómodo.

Cual sutil dardo directo a la diana, Santiago Rivas no se anduvo por las ramas al presentarlo “Ojo, que si te das la vuelta… te vende algo”, lo que pareció gustarle al invitado que inició su exposición manifestando sus intenciones de forma meridiana: “Estoy aquí por interés, y perdonen si mis objetivos no coinciden con los suyos…”

Con distendida autoridad, su montaña rusa discursiva avanza y retrocede con quiebros bruscos envueltos en seda y terciopelo. Nada sobra, nada falta, cada palabra dice lo que dice… y más. Defiende la importancia de poner las ideas sobre la mesa para aprender, pero la suya es una mesa selecta y bien programada. ¡No se le escapa nada!

“La calidad no es el tema más importante del mundo… La calidad es un concepto con sesgo subjetivo”

Dice que nunca ejerció de economista, pero lo social y lo económico son el marco en el que teje y desarrolla sus afirmaciones. Porque ahí radica la clave de su seductor discurso, en las ideas afirmadas a las que, sin embargo, dice conceder el beneficio de la duda mientras sus ojos azules lo recorren todo sin detenerse en nada.

Era el invitado, era su tiempo. Y lo disfrutó en el recorrido histórico y anecdótico con el que se iba anticipando a las preguntas que, sin duda, irían saliendo en el coloquio. Un denso e intenso recorrido que se inició tímidamente en un piso alquilado y que hoy desarrolla su plan de internacionalización con un catálogo de 29.000 normas… y las que vendrán.

El presidente de AENOR habla con humilde decisión, con autoridad suavizada en matices e inflexiones que se encadenan hacia objetivos claramente pre-definidos. “Fue posible por que la sociedad lo apoyó”, “El esfuerzo que han hecho mujeres y hombres desde el Plan de Estabilidad”, “Cuando se intentan meter goles bien y no en fuera de juego”…

Insiste constantemente en no querer ser académico en su mensaje y aunque la universidad, más bien el sistema universitario y sus carencias, no dejó de estar presente a lo largo de la velada, lo suyo son palabras como “pulso, potencia y energía”. En un momento en que la crisis, y las crisis, tienden a llevarnos al pesimismo del ¿para qué?, sabe como reconducir constantemente su mensaje:

“Sólo con la calidad no vamos a salir de la crisis. Pero sin ella tampoco. El legítimo beneficio es el que se mantiene en el largo plazo y no el que se consigue en el corto.Hay que hacer las cosas con cabeza, con un propósito estratégico y en el momento adecuado”

Entre las preguntas que fueron surgiendo, la crisis del pepino dio lugar a una espléndida explicación sobre los mecanismos de control, y las certificaciones, del sistema sanitario y agroalimentario, y las relacionadas con la construcción (ese sector!) nos pusieron al día de su complejidad. Pero los temas clave estuvieron relacionados con el exceso normativo, con la I+D, con la necesidad de acuerdos, con la (in)viabilidad de una norma de calidad para nuestros representantes políticos y… con la Universidad.

Nos contaba el invitado como las normas en calidad nacieron con un objetivo un tanto confuso, en realidad no tanto pero difícil de contrastar, de posibles frenos fronterizos al intercambio de productos. Despertó el lado poco productivo de mi curiosidad, así que buscaré o preguntaré. Bueno, las dos cosas.

Defensor de la utopía, que no de la quimera, del consenso pero “no con palabras sino con razones”, en su discurrir aparentemente ingenuo y disperso, una nueva inflexión de voz nos devolvía al contexto: “Protocolos sí… libremente pactados. Reglas sociales sí… asumidas. Imposiciones… ¡No!” No al mundo feliz pero sí reglas de juego claras.

Así como reconozco mi aversión a las jerarquías y lo establecido, he de confesar que el presidente de AENOR nos cautivó con su inteligencia, con sus conocimientos y con su carisma. En alguna cosa no estaba yo de acuerdo (lo de las patentes y Microsoft como modelo de negocio… pues va a ser que no) pero hasta le supo a poco nuestro no-consenso. Aunque le gusta llevar la batuta, el señor Cachero es hombre de debates.

De hecho su maestría dialéctica no es habitual, como cuando le respondía a otro contertulio: “Me encantaría poderle llevar la contraria pero no se la voy a llevar…” Al menos eso parecía.

En el incomparable marco en que se desarrollo este VII Foro de las Luces, la media noche llegó demasiado pronto. Se comprometió a volver para hablar de la universidad (tema que, por conocerlo a fondo, realmente le subleva), así que tal vez podamos continuar nuestro particular desacuerdo y le preguntaré por la medición de la calidad en todos estos modelos de negocio que están generando riqueza en torno a lo gratis.

 

Publicación original: enPalabras

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