¿Y esto es todo lo que tienen? Me gustaría saber cuánto les cobra el tipejo que me sigue a todas partes. Yo quería coger la foto en la que estoy rodeado de gaviotas moviendo los brazos pero me vio mirarla y no hubo manera. Pobre, lo está pasando mal, no va a soportar la presión. Tendré que buscarme otro abogado y no va a ser fácil, esta panda de sanguijuelas deben tener comprada a media ciudad. Le han convencido que lo del barco es la prueba, que aquel día me volví loco y por eso lo regalé. Yo creo que es lo único cuerdo que he hecho desde hace… ¡qué se yo! ¿veinte años? A mi me daba la risa viendo todas aquellas carpetas con mi historial de locuras, si hasta tienen firmas de esta gente rancia que pasea por aquí porque asusto a los niños. ¡En la cárcel les metería yo por la mierda de educación de estos monstruos! Pero, ¿qué derecho tengo? Yo no lo hice mejor… ¡Y todo por aquella tontería!

Bueno, algo tendré que hacer, el chico ya se maneja con el barco y no me necesita. Al principio subía temeroso, como disculpándose cada vez que tocaba algo, pero ahora se le ve feliz. Y yo también, es hora de poner orden. Mañana llamo al abogado y le cuento. Voy a enseñarle a negociar, a ver si se cabrean tanto como aquel día. ¡Vaya numerito! Y todo porque les solté aquella frase que había escuchado en alguna película: «Hay gente con la que puedo hacer cosas, pero no tengo a nadie con quien no hacer nada».

Publicación original: enPalabras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *