Ahora, en el centro de su metro cuadrado de soledad, el temporal empezaba a des-dibujarse en toda su dimensión. Y de nuevo el murmullo con la cadencia del ritmo de retirada y el embrujo milenario de ese olor del mar…

Las secuencias vitales asomaban en conexión, todavía lejana, de pasión irrazonable que reclamaba su esencia para continuar. ¿Sería el temporal lo de antes y esta sólo la excusa para recuperarla en silencio? ¿La voz de alarma para sentir y pensar? ¿Contaba una historia de naufragios o de conquistas?

Tal vez simplemente la voz de miles de vidas en pausa dibujando la Historia de un mundo que ni ríe ni llora. Simplemente gira. Y la humanidad, como siempre, quedándose en el detalle.

Publicación original: enPalabras

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