Life Goes On es una serie de televisión que fue emitida por ABC entre septiembre de 1989 y mayo de 1993 y que gira en torno a la vida de los Tatchers, una familia de clase media-baja con dos hijos, Rebecca y Charles. La serie se centra principalmente en las vivencias de Charles, Corky, un adolescente con síndrome de Down.

Por una lado destacar que fue la primera serie de televisión que tiene un personaje principal con síndrome de Down y que fue hace… ¡23 años! Pero, lo más importante es que el personaje está interpretado por Chris Burke que llegó a ser actor de profesión gracias a que pudo desarrollar sus capacidades, pese a haber nacido con el síndrome de Down, porque sus padres desestimaron la “sugerencia” de recluirlo en una institución.

Decidieron criarle en casa con sus hermanos y desarrollar todos sus potenciales para que llegara hasta donde su determinación y sus propias capacidades le permitieran. Al final del post está la presentación realizada por José María Olayo sobre la vida de Chris Burke.

En España, esta «primera vez» no llegó hasta 1997 cuando Alberto Domínguez-Sol se incorporó al reparto de Médico de Familia en el personaje de Ernesto. Iba a ser un capítulo y se quedó dos años pero Alberto, a diferencia de Chris, tras alguna incursión publicitaria posterior, se instaló en otro futuro laboral y personal.

Es decir, dos ejemplos de que, no existiendo barreras externas, la vida se compone de retos y elecciones en función de lo que queremos y podemos. Sin etiquetas y sin excepciones, porque la capacidad de soñar es el principal acicate para el esfuerzo. Lo que hace falta es tener las herramientas adecuadas para «cambiar el paso y, más aún, el rumbo»

«En el siglo de la Colaboración lo que toca es que todas las personas puedan ejercer su derecho a una participación social activa. Por ello, es hora de levantarse y ponerse en marcha; salir a la calle, mostrar las diferencias

[…] muéstrate, levanta el culo, grita, pelea, participa

[…] La sociedad no es algo abstracto y etéreo; somos Pepe, Juan. Silvia, Belinda, Mónica, Rafa, Santi, Manuela y así hasta cuarenta y tantos millones de personas con nombre y apellidos; somos de carne y hueso y, también, en muchos momentos a lo largo de la vida, experimentamos lo que es una situación de discapacidad a causa de un accidente, lesión, enfermedad o envejecimiento. ¿Es tan difícil llegar a conocer las dificultades y las necesidades que se pueden tener en todos estos casos? Lo dicho: no esperes a que te integren. ¡PARTICIPA!».

Las excepciones muestran que «es posible» y contruir sobre lo posible es el el único camino hacia la diversidad. Lo que aporta el cine es el potencial de comunicación para compartir la experiencia.

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