Limpieza

Para quienes nos movemos en el arco iris de la percepción interna entre el ser y el hacer, la búsqueda del equilibrio se convierte en un objetivo fundamental. Pero no se trata de elegir, sino de recolocar porque si el exceso de reflexión paraliza, la actividad permanente bloquea.

Se trata pues de diferenciar y aprovechar los entornos y personas con las que reflexionar hace crecer para ser capaz de transformar esa fuerza creadora donde se necesita dinamizar.

Al ritmo al que circulamos por la vida y sus acontecimientos, es imprescindible desarrollar la habilidad para asumir y mantener el control sobre el propio proceso de aprendizaje: En la economía del conocimiento, es tan importante saber como evaluar el saber propio y el de otros. Revisarlo, mejorarlo, reinventarlo.

De las habilidades que se necesitan para desarrollar ese «sofisticado control del desarrollo», hay tres, las que más profundamente nos definen como humanos, que me han llamado especialmente la atención: la creación de sentido, el manejo de las excepciones y la gestión de la carga cognitiva.

Creación de sentido: En un mundo en que las tareas mecánicas las hacen las máquinas, lo que hace valioso a las personas es lo que las máquinas no saben hacer: reflexionar, darle sentido a las cosas y pensar de forma crítica.

Manejo de excepciones: Se trata de otra habilidad no automatizable: la «adaptabilidad situacional» o, dicho de otra forma, el «manejo de situaciones imprevisible». Algo necesario tanto para tareas hiperabstractas y la toma de decisiones estratégicas como para tareas manuales como el cuidado de personas o la preparación de comida.

Gestión de la carga cognitiva:La saturación sólo se puede manejar con habilidades informacionales, metodología y selección de prescriptores, sean fuentes directas o personas.

Estar a la defensiva con los cambios del entorno hace que desechemos por sistema los falsos negativos, igual que es fácil que se nos escapen aspectos de nuestra propia resistencia al cambio, incluido el exceso de control como indicador del riesgo que no queremos asumir.

Los lugares son mucho más que los espacios pero, para averiguar cual es el orden necesario, de vez en cuando hay que hacer limpieza. Es bueno salirse de lo habitual para vaciar la cabeza y conversar. Las circunstancias no lo son todo, hay quien sabe hacerlo “a través de ese intercambio de información que se prolonga durante largo rato intentan averiguar lo que les une o lo que les separa”.

Saber parar es necesario para evitar la parálisis de la desazón y la indiferencia. Necesitamos alejarnos para enfocar porque ningún momento merece ser desperdiciado. Pasan demasiado rápido.

Publicación original: enPalabras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *