El proceso de procesar

Reflexionando sobre el uso de las redes sociales en la empresa, señalaba Jose los peligros del “tiempo real” puesto que “el activo individual más valioso que tenemos es nuestra capacidad de reflexión, nuestro pensamiento ininterrumpido”. A primera vista la frase me cautivó, sin embargo la relación no es tan evidente.

OleajeEl “pensamiento ininterrumpido”, en principio tan deseable, suena más a obsesión que a descanso. Otra cosa es evitar interrupciones ajenas, lo cual tiene que ver con la “capacidad de concentración” y con la posibilidad de marcar nuestro propio ritmo, que sin duda proporciona orden mental y tiempo disponible, pero no necesariamente algo más.

La capacidad de reflexión no precisa reloj ni calendario, igual que tampoco admite hoja de ruta. Se trata más bien de un marco temporal interno que necesita fluir, una especie de proceso de procesar que camina por libre entre las complicaciones y complejidades del día a día. No es lineal, ni vertical. No se somete a estereotipos, ni siquiera al del silencio y/o la soledad.

Por otro lado, esta identificación del time line con el “tiempo real” empieza a ser preocupante. No me estoy refiriendo a las herramientas ni a su tiempo de uso, sino al olvido de lo que de verdad significa conversar

Lo “malo” de una conversación es que sucede en tiempo real y no puedes controlar lo que vas a decir. Lo que publicamos nos permite presentarnos como queremos. Enviar mensajes, correos, publicar… podemos editar, o sea, que podemos borrar, retocar la cara, la voz, la piel, el cuerpo… (Sherry Turkle)

Insisto en el respeto a la libertad de elegir la forma de relacionarse y la de compartir la propia soledad, pero este conectarse a sorbos es más un síntoma que un remedio: El making off de nuestra vida ha pasado a segundo plano, ya no hay tiempo conocer-nos y aprender unos de otros. Porque suceden muchas cosas cuando no se intenta someter al pensamiento.

La reflexión, como los proyectos, no son un destino sino un camino. No existen por sí mismos ni son definitivos, pero su desarrollo es lo que nos permite avanzar y seguir tomando decisiones. Es esa idea del camino y el éxito diferido lo que ayuda a definir los fracasos inteligentes, y tiene mucho más que ver con la posibilidad de espacios en blanco que con el pensamiento ininterrumpido.

Ciertamente no es fácil dejar que la atención se pose sobre los susurros pero, una vez que los escuchas, el proceso puede ser tan apasionante como sentir las olas que Alina Granados iba haciendo surgir del lienzo en blanco.

Alina Granados from enimaxes.com

Publicación original: enPalabras

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