“tiempos muertos” y modernidades

Saber si le gustasSe diría que si algo añade la tecnología a nuestra historia personal es la posibilidad de digitalizar las angustias. Y de disfrazar las apariencias, de ahí lo complicado que por lo visto resulta descifrar a quien le gustas o importas. Pero, ¿cómo averiguarlo?

Entre las muchas posibilidades que nos ofrece Internet, sin duda los amores enredados siguen siendo una buena oportunidad de negocio, por eso el día San Valentín (en cuyo origen hay mucha testosterona) fue la fecha elegida para presentar en sociedad la aplicación móvil para Android: Cómo Saber sí le Gusto. Por supuesto es gratis, así que basta con descargarla al móvil para comprobar qué grado de atracción despertamos en la persona deseada.

La herramienta permite interpretar las señales de atracción que pueden predecir una historia de amor, el que puede hacerse analizando un mensaje de WhatsApp, una llamada o el lenguaje corporal cuando tenemos cerca a esa persona (dada la importancia que tiene la comunicación no verbal en las relaciones humanas).

La aplicación está pensada para cuando no tememos el valor de preguntar a la otra persona si el sentimiento es recíproco. Es obvio que la forma de vivir y contar-nos las emociones ha cambiado, parece ser se nos da mejor la fotografía global que intentar entender esos 43 músculos que se combinan en el rostro para producir 10.000 posibles expresiones.

Formulario virtual del amor

En la Web están muy explicadas las claves e indicadores para saberlo todo sobre los sentimientos de la mujer o el hombre que nos quita el sueño. Y como parece ser que la mayoría somos muy poco originales en asuntos de amor, ¿por qué no mejorar los índices de autoprotección y productividad sentimental que señalan en sus «objetivos»?

  • Saber si le gustas y generar autoconfianza en ti.
  • Saber si le gusta otra persona y evitar invertir energías en alguien que no está interesado en ti y así centrarte en quien sí lo está.
  • Saber qué debemos observar ya que pueden que nos pasen señales inadvertidas.

Sin embargo, lo que me saltó no fue ya la cuestión psico-sociológica sobre la forma de (no)relacionarnos, sino el equilibrio entre la identificación de un nicho de mercado, que en este caso parece estar muy claro, y su modelo de negocio. En lo primero los promotores parecen acertar pero, ¿cómo piensan rentabilizarlo? ¿cómo se ha financiado, y se mantendrá, la iniciativa? ¿quién ganará dinero con ella? ¿será el anticipo de otra startup fallida o la veremos en breve cotizando en bolsa?

Las respuestas no se pueden buscar en el corto plazo ya que la rentabilidad de los nichos de mercado ha de ser considerada como un eslabón, o un nodo, hacia ese objetivo mucho más indefinido que damos en llamar MERCADO. Ése en el que sólo unos pocos mueven los hilos del poder pero al que socialmente contribuimos por acción o por omisión. No hay más que fijarse en los indicadores de negocio del ladrillo digital que asoman en el informe de la sociedad de la información, elaborado la Fundación Telefónica, y que en sus conclusiones dice:

“Independientemente del entorno económico, 2013 ha sido un año de CRECIMIENTO en el uso de las NUEVAS TECNOLOGÍAS y de CONSOLIDACIÓN de nuevos hábitos y modelos de consumo”.

Es decir, tomando esos porcentajes como «indicador» de «consolidación de nuevos hábitos de consumo», parece ser que éstos son los que delata nuestro uso del smartphone:

  • Un 68% usa su «conexión móvil» para matar el tiempo
  • Un 50% para dar respuestas cortas
  • Un 50% para dar imagen de modernidad

¡Vaya! Entre tantas posibilidades que ofrece la tecnología de movilidad, y en plena batalla por fórmulas para sobresalir en esta era de la «economía de la atención», parece que la cuestión real no es la falta de tiempo sino «para qué queremos usarlo». Y todo eso dando la imagen de modernidad con la que se construyen muchos liderazgos:

Lo más importante es decir continuamente que no tienes tiempo, no importa el tiempo que emplees en decirlo. Lo que realmente se valora no es la organización del tiempo sino no tenerlo…

Los test, cuestionarios y decálogos que tan de moda pusieron en su día las «revistas femeninas» parecen seguir siendo un filón de oro en lo digital, porque aunque ya sabíamos que los chicos también los leían para «entender» a la nueva generación de mujeres más desinhibidas, no molaba presentarse con ellas (con las revistas), en público. Hasta que llegaron las pantallas móviles, que nos permiten seguir siendo modernos mientras matamos el tiempo… en lugar de vivirlo. A los que venden conexiones les va de perlas.

Publicación original: enPalabras

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