Adecuar el marco de los proyectos

Me decía Goio Borge que la reflexión sobre la Asociación Proxecto Máscaras tendría que haberla hecho desde aquí porque relata el resultado de un esfuerzo y la posibilidad de nuevos marcos.

El recorrido de los proyectosY tal vez tiene razón, lo que ocurre es que para mí a esta reflexión aún le faltan algunos ingredientes que, de momento, me rondan en forma de preguntas.

En el lenguaje de los proyectos la palabra «posibilidad» destaca con brillo propio pero, junto a ella, han de ir otras no menos importantes que se debaten en la paradoja de la abundancia: ideas, personas, ilusión, objetivos, recursos, planificación… Porque al final es lo de siempre, la colaboración es un proceso que se aprende pero alguien tiene que dar el primer paso. No es sencillo pero siempre merece la pena.

Reflexionando sobre la necesidad de re-visión participativa, comentaba hace ya algún tiempo

Aceptando la condición humana que nos une y nos separa, tenemos que aprender a tomar la diferencia y la diversidad como punto de partida para construir. La necesidad de convivencia entre las viejas reglas de la escasez y el caos de la abundancia no se da sólo en los modelos de negocio, sino en toda la estructura social a la que la democratización de la tecnología está dando un protagonismo cuyas posibilidades aún no sabemos aprovechar. El ideal de asociacionismo no conseguido, ha de convivir ahora con las afinidades y movimientos que se tejen en red.

La dificultad y la oportunidad

Participación y colaboración son conceptos con muchos matices, de ahí la necesidad de «definir y hacer» para poder ir concretando. Sin embargo siempre tiene que haber dos pilares fundamentales: las personas (con nombre y apellidos) que lo impulsan, y la confianza, que se construye en un proceso de ensayo y error teorías/luz en el que se movilizan los recursos para acumular capital de transformación:

El relato tiene que hacer soñar, tiene que evocar un mundo donde el objetivo ya es realidad y ese tiene que ser un mundo mejor. Por eso no funcionan aquellos en los que el resultado no enaltece lo humano.

Y no hay excepciones. Sean de ámbito profesional o social, en los proyectos con voluntad de transformar siempre se cumple el espíritu de la cita de Benjamin Disraeli que ha inspirado al equipo del Departamento de formación de la Diputación de Alicante para poner en marcha el proyecto #proyectodisraeli: «Lo mejor que podemos hacer por otro no es sólo compartir con él nuestras riquezas, sino mostrarle las suyas».

Los hechos y los conceptos

La Asociación Proxecto Máscaras era necesaria para poder separar y canalizar la dedicación voluntaria que un proyecto de estas características conlleva. Y no sólo la nuestra, sino la de las personas que se han ido sumando o las que quieran hacerlo en el futuro.

Sin embargo, toda la parte de investigación desarrollada durante el proceso de edición de la película pertenece al ámbito de trabajo. Supongo que por más que diga que estoy aprendiendo a ser productora, no puedo, ni quiero, evitar la mirada profesional. Porque a eso es a lo que me dedico, a analizar y a enfocar.

Una de las ramificaciones del Proxecto Máscaras es la preparación de unidades didácticas para el ámbito educativo así que, en línea con la filosofía que nos llevó a concretar los valores, Visión y Misión de la Asociación, decidimos centrarnos en la aproximación a la definición del problema. ¿Y por qué? Pues porque los hechos nos obligaron a revisar algunos conceptos. Y porque no siempre se puede simplificar la complejidad.

Partimos de la hipótesis de que no existe «el problema», sino una diversidad de situaciones encorsetada en los efectos perversos de la especialización y el (auto)etiquetado pero, sobre todo, en el inhumano uso del plural. Con este documento hemos presentado hoy el punto de partida para el desarrollo de unidades didácticas complementarias.

Publicación original: enPalabras

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