Planteamientos disruptivos e inquietantes

AUDIENCIA-INED21

 

Desconfiamos de la publicidad pero engancha. Defendemos la escuela pero la crítica al sistema y sus instituciones es abrumadora.

Hablar de cambiar las aulas por audiencias suena casi a herejía pero al separar el tópico del concepto hay algunos pre-juicios que conviene revisar.

Las audiencias, ni eran tan pasivas como se decía en las décadas anteriores (mass media), ni son tan activas (self media) como nos dicen ahora.

Extracto del artículo original

la publicidad llega porque atrapa nuestra atención, tiene una historia, mueve el deseo, suscita el interés y provoca la acción (de compra, claro). Comunica en y con emociones. La educación se sumerge en los contenidos, se pierde en largas e interminables actividades encorsetadas por la obtención de unos resultados, ajenos en gran medida a los intereses y necesidades de sus destinatarios

La escuela, después de varias décadas de programas institucionales (TIC),  basados en en la transmisión de contenidos y la clonación de prácticas unidireccionales, tampoco ha tenido en cuenta lo que ocurre fuera del aula, que es lo que interesa a los alumnos, y que  esa narración es la que debería ocupar el tiempo y el espacio escolar.

(…) si observamos como describen los usos que hacen los jóvenes de la tecnología digital, vemos un discurso doble y falaz. O bien se asocian estas prácticas a una pérdida de tiempo, abusos o dependencias, aislamiento y trastornos educativos y sociales. O bien, enfatizan la figura juvenil del “nativo digital”, competente en el uso de cualquier escenario virtual, dotado de una alfabetización natural para resolver cualquier tipo de conflicto y expectante ante el último dispositivo móvil.

Son discursos que obedecen a un paternalismo moral y del mercado. Moral, porque mientras los jóvenes son vulnerables y frágiles, porque sólo buscan bronca o litrona, necesitarán la medidas proteccionistas o sancionadoras de la sociedad que perpetua su sistema y su control. Mercantilista, porque mientras el eslogan siga siendo que “lo bueno es lo nuevo”, los jóvenes sólo interesarán como mercado al que le dirigen los productos tecnológicos para su consumo. Esta visión mercantilista ofrece una amplia galería de estereotipos juveniles.

Las pantallas nunca tuvieron buena prensa, los jóvenes tampoco, los usos que éstos hacen de las pantallas o bien explotan la fascinación de la tecnología o bien los convierten en víctimas que necesitan socorro. Ni los padres y madres, ni los educadores, ni los propios jóvenes necesitan estas simplistas representaciones.

Y algunas preguntas interesantes sobre contextos y audiencias

¿Es el alumnado una audiencia activa? 

¿Es la interactividad un mito? ¿Confundimos interactividad con participación?

¿Podemos definir la audiencia según su grado de socialización?

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