Cita en el infinito

espacio-publico-telefonoEl desarrollo de la tecnología móvil nos ha permitido llegar a algo que solemos celebrar: la ubicuidad. Sin duda tiene muchas ventajas pero sería interesante (y no digo “fundamental” por no ponerme trascendente) detectar los cambios de conceptos que se imponen en estos acelerados procesos. Porque ahora la tecnología se desarrolla en base a sí misma, no a las personas, algo así como si el AVE se extendiera por todo el planeta, y anduviera a la conquista del universo, pero sin estaciones para subir o bajar.

Leía en una reflexión sobre el futuro de las cosas imposibles una de esas obviedades que me hacen parar a pensar:

En el caso de la telefonía móvil antes llamábamos a un lugar, no a una persona.

Bajo etiquetas como “personalización” y “tecnología facilitadora” hace ya tiempo que asoman preocupaciones tan visibles como la destrucción de empleo y el estrés de este mundo infartado por la dificultad de desconectar. Hay investigaciones y argumentaciones de todos los niveles y para todos los intereses gustos pero como soy muy básica para estas cosas, me pregunto hasta donde podremos aguantar esta paradoja ubicuidad-desubicación. Porque a fuerza de poder “llamar a las personas y no a los lugares” parece que ya no estamos en ninguna parte.

Tal vez además de (pre)ocuparnos por el lugar en el que las tecnologías de lo posible nos re-colocan a las personas, deberíamos empezar a pensar en los no lugares en los que nos des-coloca. Parece que los márgenes y las fronteras se están volviendo muy poblados. Igual ahí la oportunidad.

Publicación original: enPalabras

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