nuestras expresiones nos construyen, nos sentimos como aparentamos sentirnos, pero también varios estudios han encontrado que los sujetos imitan la expresión facial que tienen delante, incluso cuando, a través de engaños de laboratorio, no son conscientes de que están viendo una cara. Este mimetismo induce a la activación fisiológica y nos ayuda a percibir las emociones de los demás, es el componente básico de la empatía. Si ves a un amigo enfadado, literalmente, sientes lo mismo. Y, sí, lo mismo ocurre con su sentido del tiempo. En los últimos años, Droit-Volet y otros han demostrado que cuando encarnamos la emoción de otra persona, encarnamos las distorsiones temporales que vienen con él también.

¿Qué quiere decir todo esto? Que normal que nuestra percepción del tiempo parezca un caos. Se contagia de las formas, la memoria, los sentimientos, las demás personas… cualquier cosa puede hacerla variar. Supongo que por eso nos empeñamos en medirlo, si bien en lo que importa, lo que se siente, no podamos hacerlo.

Extracto de El tiempo vuela: nuestra distorsionada percepción del paso del tiempo

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