Extracto de ¡¡Dejad de decir que el fracaso es bueno!! de Amalio Rey.

Hay palabras que no tienen remedio. El coste de ponerlas en valor son inasumibles. El esfuerzo que implica naturalizar el error, cuando hablas en lenguaje de fracaso, se multiplica. No vale la pena. Prefiero sustituirla por algo menos exagerado.

En todo caso, lo que hay que resignificar es el sentido de la vida, o sea, cuáles son las prioridades. Una vez que se hace eso, entonces adaptamos el lenguaje a esa nueva escala de valores. De esa manera, es bastante posible que lo que a algunos les suene a fracaso (por manejar unas prioridades equivocadas), a otros les parezca un simple error.

(…) El error no se busca, sino que se encuentra, una vez que uno ha tratado de hacer las cosas lo mejor que puede.

(…) El fracaso, tal como suena, es jodidamente malo. Si puedes evitarlo, haz todo lo que puedas para que no te pille. No es cierto en absoluto que “si fracasas, no pasa nada”. Decir eso es irresponsable. Digamos la verdad: a menudo hiere más que enseña, y casi siempre es una putada. Si puedo elegir, no lo compro a cambio de aprendizaje. Si me encuentra, pues mira, intentaré gestionarlo lo mejor que pueda, pero no lo voy a buscar como abogan algunos predicadores. La clave, cuando ocurre, es cómo nos sentimos y eso depende en buena medida de cómo pensamos, o sea, interpretamos lo que nos pasa. Sé, por otra parte, que las cosas correctas hay que hacerlas, y siempre se asume algún riesgo. El miedo a equivocarse no debe paralizarnos. Pero, insisto, con el “fracaso” no se juega, ni se puede vender como una ventaja.

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *