… son unos tiranos. Contradicen a sus padres, devoran su comida y le faltan al respeto a sus maestros»

Aunque parece ser que se la cita se le atribuye falsamente a Sócrates, bien podría ser porque seguro que también 400 años antes de Cristo, las relaciones paterno filiales tendrían las normales rupturas generacionales.

Pero ahora lo hacemos con más saña, como si los hijos fueran siempre de los demás y nuestra responsabilidad quedara amparada en lo «progres» que fuimos allá por la transición. Porque ahora que vivimos más y mejor, no queremos las responsabilidades que la madurez impone y que nos obliga a reconocer que, tal vez, no lo hemos hecho demasiado bién.

Porque los jóvenes son ellos, y es la juventud la que abandera la posibilidad del cambio que tanto necesitamos. Son nuestra obra, ¿cómo podemos ser tan destructivos? ¿Como podemos rediseñar sin invertir? ¿Como es posible que gobiernos y ciudadanía nieguen la realidad y olviden la educación?

Hablamos de innovación pero nos instalamos en lo conocido porque el cambio asusta. Sin embargo, como dijo Schopenhauer: «El cambio, es la única cosa inmutable»

Publicación original: enPalabras

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