... pero debemos reaprender a «mirar»

Las palabras nunca son ingenuas, tal vez por eso me gusta rescatarlas. Ahora que el «mal de muchos» nos autodisculpa y consuela para no reconocer el grado de tontería generalizada, yo quiero volver a oír hablar de éxito, de beneficio, de interés.

Porque éxito no es lujo y despilfarro (que por cierto crea muchos puestos de trabajo, no lo olvidemos), porque beneficio no necesariamente es dinero (de hecho creo que nunca lo es) y porque interés no significa pisar cabezas ajenas para conseguir turbios objetivos. Es decir, puede que también lo sean, pero para muchas personas son… algo muy diferente.

Éxito es comprobar que tu esencia sigue ahí, que te reconoces a pesar de las dificultades y que sigues dibujando y afrontando retos. Beneficio es todo lo que recibes, percibes y/o aprendes. Interés es todo lo que queda por conquistar, por vivir, por construir.

¿Y la suerte? Pues también. Sobre todo la de tener cerca personas que dan las penas por sabidas y te hablan de proyectos. Las que te llaman, y a las que llamas, para intercambiar energía en estos tiempos de queja continuada y culpas ajenas. Las que ni son conscientes de su carisma porque prefieren verse a si mismas como «artesanas de pequeñas victorias tácticas y cotidianas».

Como decía Andrés en su blog, dejémonos de «buenrollismo» corporativo. Ya deberíamos haber aprendido la lección porque «el éxito y el fracaso son dos grandes usurpadores y dos grandes mentirosos».

No más (auto) disculpas. Dejemos en paz las palabras y pongámonos manos a la obra.

Publicación original: enPalabras

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