En el periodismo pasa como en todo, el ser cortoplazista nunca vale la pena

Carla es la directora de Empresa y Finanzas desde sus inicios, en noviembre de 2007, y uno de sus mejores activos en su actual etapa ya netamente gallega.

Aunque le hubiera gustado ser arquitecta, yo creo que lleva el periodismo en la sangre, pero no en la heredada, sino en la propia. Vital, curiosa, inquieta, es una excelente conversadora que, acostumbrada a estar del otro lado, no sólo no rehúye preguntas sino que te dice “Yo si quieres me mojo, no tengo ningún problema”

Como buena coruñesa-viguesa nacida en Ferrol, odia los localismos, que considera como uno de los principales problemas de Galicia, y la superficialidad del éxito fácil: “En el periodismo pasa como en todo, el ser cortoplazista no vale la pena. El éxito de un día te deja a la larga sin contactos: El valor de un periodista son sus contactos”.

En la memoria

Acostumbrada a tener que centrar a quien entrevista, Carla disfruta enlazando temas, pensando sobre la marcha y diciendo lo que piensa. Y más que le gustaría. Sus opiniones, igual que sus preguntas cuando está al otro lado, son directas y contundentes. No rebusca, no maquilla, no se queda con la respuesta “políticamente correcta”.

Nos cuenta que la periodicidad quincenal no es tan cómoda como parece porque obliga a desarrollar la visión y el concepto de utilidad. Porque ese es el objetivo de su trabajo, ser útil al empresariado y a la sociedad. No gusta del titular fácil ni de los gratuitos juicios de valor tan al uso. El periodismo es información, algo que en la profesión parece haber caído en el olvido. Su trabajo es CONTAR y dar entrada a quienes sí deben opinar, como ha hecho con la fusión de las caixas gallegas.

Hablamos, como no, de la situación actual, sobre la que se muestra crítica con la actuación del gobierno pero también con los sindicatos: “A ver si estamos defendiendo unos derechos de una especie que está en vías de extinción”.

Le gustan las palabras educación y responsabilidad,“aquí si quitas la barrera del peaje nadie pagaría”, pero de ahí pasamos a los derechos y se le acuerda la monarquía, y dice que de anacronismos prefiere no hablar, pero lo hace.

Carla se siente cómoda con el exceso de responsabilidad y la confianza que depositan en ella para desarrollar retos. Lo cierto es que se confiesa tremendamente exigente consigo misma porque como dice: “Hay dos cosas que no aguanto en esta vida que son el conformismo y la mediocridad… porque los mediocres y los débiles no viven, pasan el calendario”.

Convirtió su trabajo en el centro de su vida, pero no se arrepiente, aunque una fugaz sombra de melancolía se cruza en la rotundidad de sus afirmaciones pensando que, tal vez, esta reinvención de la familia que está en marcha, no le llegue a tiempo.

Y no faltó la pregunta típica y tópica, pero no la pillamos. porque el titular que eligió sería ciertamente una buena noticia: “El AVE conecta a Galicia con la Meseta”. Y remata la faena: “porque para filosofar ya tenemos a los políticos, ¿verdad?

Aunque dice que “de cada persona puedes sacar algo bueno”, perdura en su memoria la impresión que, a sus 24 años y con la carrera recién terminada, le produjo Vargas Llosa, y como se le pusieron los pelos de punta con lo que le contó Oswaldo Payá. Y también entre sus experiencias, un recuerdo especial para Yunus, a quien tuvo ocasión de hacer varias preguntas tras una rueda de prensa.

Pero al preguntarle a quién le gustaría entrevistar, a Carla se le desvanece por un momento el pragmatismo porque Octavio Paz se le escapó, y su padre, la persona más sabia que ha conocido y a la que más admira, es demasiado discreto para dejarse entrevistar.

Mucho por hacer y mucho por conquistar. Tanto, que de momento no tiene cabida la obra propia (aunque alguna poesía anda por los cajones) y tal vez no la tenga nunca porque, para Carla el periodismo es vida y capacidad de síntesis. ¿Cómo, si no, conseguir doblegar las palabras para contar lo que pasa en el mundo?

Tal vez por ese odio a la mediocridad, busca, aprende y admira pero, sobre todo, desmitifica porque como le dijo alguien alguna vez “Oye, que los genios también van al baño”.

Entrada original: enPalabras

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