… y la cabeza por encima de las nubes.

Inspiradora esta foto La Opinión A Coruña de hoy y se me ocurre que es así como me siento cuando puedo desayunar al fin tranquila, una mañana de fin de semana, con vacío mental para sumergirme en lecturas diversas y reflexión. Prolongados desayunos con silencio externo y bullicio interno.

Soy adicta al silencio, lo necesito para situarme y avanzar. El del mar purifica lo inmediato y me ayuda a ampliar horizontes, el de casa tranquiliza mis raíces, el de la lectura me cura de banalidades. Cuando consigo disfrutar de todos ellos, soy mejor persona. Haber estado ayer en el corazón del Faro, en la cima, hubiera sido un privilegio.

Con el silencio todo es reciclable: El mal humor, el miedo, la angustia… Todos los subproductos, excesos, desechos y efectos colaterales de la «civilización».

Es un buen momento para dejar constancia de alguna de esas citas, recientes y no tanto, que una va sacando de sus desordenadas lecturas sin saber muy bien para qué:

De Sándor Márai (La mujer justa)

  • Pues ese infeliz callaba como si callara algo. Y sabía callar con mucha fuerza, igual que otros saben gritar»
  • Ahora hay tantos libros, que parece que casi no queda sitio en ellos para el pensamiento… hay tantas palabras hormigueando en los libros que el pensamiento no cabe«

José Luis Alvite (Áspero y sentimental)

  • Realmente no puedo citar a muchas personas que me hayan dejado huella. En una ocasión quise redactar el impacto que me causó alguna gente y al poco rato comprendí que la persona que más me había impresionado hasta entonces sólo me merecía un par de folios en blanco.
  • «Cada día soporto peor la conversación con quienes me rodean. Incluso me produce angustia su silencio. Hay gente a la que apetece pedirle que cambie de tema aunque permanezca callada«

Supongo que todo el mundo tiene mucho relleno de pacotilla que podría ser eliminado. Pero no busquemos culpables por que como decía el refinado Oscar: «Matar es una estupidez. Nunca debe hacerse nada de lo que no se pueda hablar en la sobremesa»

Publicación original: enPalabras

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