Sobrecarga en «mi» red

Desistiendo ya de entender, pero sin poder aún estabilizar el flujo, se me cruza en la lectura dominguera una de esas ráfagas que acaban de iluminar mi propia tontería. Nada trascendental. Una obviedad, de las que no solemos pensar, sobre el estilo de vida. Y la guinda hablando de círculos porque si malo es el que nos dibujanotros peor es el que cada uno nos auto imponemos.

Debe ser entonces uno de esos círculos propios lo que hacía que mi energía se transformase en una cierta agresividad estos días, en lugar de canalizarse en la forma habitual. ¿Motivos? ¿Explicaciones? Es la vida, ¿para qué perder el tiempo?

Pero sí es cierto que la sobrecarga en «mi» red debe de ser considerable cuando en vez de visualizar al lado oscuro atracando un banco me empeñaba en ver un «cajero automático» donde lo que había era una persona. Como chiste no está mal, una cascada de billetes saliendo apresuradamente por la ranura, pero es que durante unos minutos ahí me quedé levantando las cejas hacia la pantalla. Definitivamente, se me debió cerrar mi propio círculo en medio del despiste.

Así que, con una semana de retraso, toca limpieza mental para restablecer el enfoque hacia lo bueno, que es mucho. De entrada la maravillosa cerveza indiana y el agradecimiento a sus artesanos por invitarme a compartir un momento tan especial y por vuestras conversaciones. Así que, Nat, María, Versvs, Manuel, David… Gracias!

Y, como no, a Gonzalo, que apuró los tiempos para encontrar un hueco entre soltar las maletas y elegir un regalo de cumpleaños para conocernos. Y por enseñarme a utilizar los palillos y a experimentar sabores. Aunque me siga imponiendo respeto desde su blog, al menos puedo visualizar el gesto. Y no es lo mismo!

Ya de vuelta de mí misma, mucho trabajo por hacer y conversaciones por continuar aquí, con mi gente porque yo también soy «su gente». Y porque los sueños los construimos en equipo.

El viernes no podía pensar y desconecté viendo la historia de Amelia Earhart. Aunque esperaba haber podido disfrutar más de su pasión por volar, alguna perla me he quedado, como estas que resumen las conclusiones de la última semana:

Adoro encontrar la excepción que confirma la regla

Todo el mundo tiene océanos que cruzar, siempre que se tenga el coraje de hacerlo. ¿Es una temeridad? Tal vez. Pero ¿qué saben los sueños de límites?

Menos mal que me he dado cuenta. Ciertamente, es un buen balance.

Publicación original: enPalabras

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