… pero tratando de entender

Parece ser que empieza a ser alarmante la escasez de ingenieros informáticos, y más aún la de aspirantes por cauces oficiales (estudiantes), al tiempo que la cúpula de representación corporativa de la profesión reclama la regulación urgente del sector para evitar el peligroso intrusismo.

Lo de la regulación lo dicen el Comité de Creación del Consejo de Colegios Ingenieros en Informática y el Consejo de Ingenieros Técnicos en Informática (decirlo de memoria es para nota) y están convencidos de que «los sistemas informáticos con tareas críticas no pueden estar en manos inexpertas o insuficientemente cualificadas» por lo que están absolutamente seguros de que

«por el solo hecho de legislar al respecto se obtendría una mejora sustancial de la calidad de los sistemas informáticos»

De lo que no cabe duda es que si la regulación se lleva a cabo en los términos que solicitan, la cotización de los titulados, que cada vez serán más escasos, subirá de forma espectacular. Vamos, que lo de los controladores aéreos será un chiste.

No pretendo romper una lanza en favor del intrusismo, algo que por otra parte se da en TODAS las profesiones, pero es una realidad sobre la que nadie protesta cuando se conjuga en primera persona o si se trata de ganar un dinero «extra». Por otra parte, ¿no estaría bien cuestionar por qué esa bajada en picado de los estudios oficiales?

En la red se generan debates de alto nivel respecto a los grandes movimientos corporativos en el ¿sector?, al tiempo que en los ayuntamientos, la administración más cercana a la ciudadanía, mantienen webs inexpugnables y lentas, con escasos servicios e incapaces de contestar un correo electrónico en un plazo prudente.

En el próximo III Congreso Español de Informática se analizará «el papel de la informática médica hacia un nuevo futuro de modelo asistencial». Según Óscar Pastor, director del Centro de Investigación ProS, es necesario que la ciudadanía perciba los beneficios del nivel informático porque ahora mismo la situación es la contraria porque a veces cuanto más se ve la informática más se asusta el paciente».

Ahora resulta que lo que asusta, y cabrea, no es la cola de espera por una cita o por un tratamiento, sino que se informaticen los procesos o se diseñen nuevos servicios aprovechando los avances tecnológicos.

Hablamos y hablamos sobre la sociedad del conocimiento, sobre Internet como derecho universal, sobre la necesidad de evolución del tejido productivo, pero seguimos con las mismas clasificaciones encorsetadas y falta de indicadores realistas y efectivos que nos ayuden a dirigirnos a alguna parte. Porque, ¿existe de verdad un sector TIC?

Dice el último informe de AETIC que el sector de las TIC disminuyó en 2009 su volumen de facturación un 8,1% con respecto a 2008 y achaca las causas a la reducción del consumo, de la demanda interna y a la ralentización del sector público. Profesional sí que suena pero, ¿en qué ayuda el análisis? ¿Explica algo de como fomentar el uso, que no el consumo, en hogares y empresas? ¿No era el sector público el que iba a funcionar como tractor del sector TIC? Pero… ¿existe el sector TIC?

Y encima parece que los beneficios de las tecnologías tampoco lo son tanto porque Internet produce anualmente 300 millones de toneladas de CO2, tanto como lo que Turquía o Polonia generan con combustión de gas, carbón y petróleo, por ejemplo. Nada, que todo son problemas.

Alguna cosa buena hay, como la mejora en el sistema electrónico de facturas en la administración, pero resulta que ahora Filadelfia pide dinero por escribir un blog y tener publicidad. Parece que aunque sólo hayas cobrado «11 míseros dólares», tienes que pagarle a la ciudad 300 o una cuota anual de 50 dólares. Como sigamos así ya estoy viendo el resurgir de las viejas libretas. Parece que «no hay bien que por mal no venga», ¿o era al revés?

Publicación original: enPalabras

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