Pasado, presente y futuro

El temporal, ciclogénesis que se le dice, nos acompaña estos días con sus escenas impactantes. Algunas, con el mar como protagonista, son de una belleza indiscutible, que asusta y atrae.

Otras, menos espectaculares, se me antojan más simbólicas, como esta foto del árbol con sus raíces al viento.

El futuro (las niñas) mira y el pasado (los abuelos) comenta. Mientras, el presente (los operarios) intenta hacer frente al caos. Se diría que el temporal simboliza nuestra disruptiva realidad. Esperemos que lo de «temporal» también sea simbólico.

Hoy, en el mismo medio, nos cuentan que mientras los libros llenan los almacenes, una nueva revista, Orsai, revoluciona el mercado sin haber publicado siquiera su primer número.

El sector editorial «empieza» a estar preocupado, así que es el momento de las culpabilidades: la falta de «milagros editoriales» y best sellers, la rebaja en los precios por la irrupción de las grandes cadenas y, como no, la piratería. Porque según dice quien entiende, las descargas «ilegales» de contenidos han hecho perder al sector 400 millones de euros (el doble que el año anterior).

Siempre se dijo que la lectura te transporta a otros mundos, y debe ser cierto. Será por eso que los editores no se habían enterado de la situación, y ahora se lamentan: «creíamos seriamente que el bolsillo sería un refugio para la crisis, pero no ha sido así y nos ha sorprendido. Ahí vemos claramente que hay una crisis». En fin.

Entretanto, hay quien se lanza a la aventura porque cree que «faltan proyectos nobles» y hay quienes diseñan fórmulas novedosas porque el papel es para las ocasiones. Pasión y visión.

Y la realidad con su capacidad de abofetearnos el costumbrismo y la pereza. Con su belleza poderosa e incontestable.

Publicación original: enPalabras

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