Mañana será… ¿otro día?

Ante lo irrespirable de esta situación de conflicto permanente parece lógico preguntarse si habrá siempre democracia:

Resulta quimérico pensar en un régimen político perenne, que sobreviva indefinidamente, al margen de cambios sociales y económicos. La democracia, como todas las demás formas políticas que le han precedido, en algún momento dejará de existir y será sustituida por un sistema distinto. ¿Qué puede venir a continuación? ¿Cómo se tomarán las decisiones colectivas? ¿Quién decidirá?

La peligrosidad de los óptimos locales es una lección de sobra conocida, que no aprendida, en el ámbito de la empresa, pero no así en el de la gobernanza política, que encima juega en liguillas de poca monta y de espaldas a los partidos de verdad de los que no formamos parte.

Apretados por la cruda realidad, la mística del café para todos ya es historia y las argumentaciones, cada vez más manipuladoras, ya ni intentan disimular. Y aunque cabrearse no sirve de nada y paralizarse con ello tampoco, no hay que olvidar a que todo apunta al mismo problema de fondo, la descomposición del sistema.

Con la capacidad de asombro bajo mínimos, por decir algo, tragamos lo que sea mientras esté fuera de los límites de la zanahoria. Se diría que nos mantenemos a fuerza de rebote de un escándalo a otro. Reaccionamos, y mal, reforzando la incoherencia y el desenfoque que revalida los argumentos de quienes mueven los hilos.

Quien domina el discurso sabe que pocas veces se repara en los hechos y, aunque así fuera, no ocurre nada. Trabajaremos más, y más tiempo, para salir de agujeros consentidos, aunque no faltará quien no se lo tome con tanta paciencia.

Y para colmo lo de los juzgados, que no sé como se va a solucionar esto de las imprecisiones y previsible avalancha de urgencias a resolver en cuatro días.

Las responsabilidades apuntan al mismo origen, elegimos mal y nos negamos a reconocerlo. Más que coincidencias preocupantes, lo que tenemos son oscuros presagios. Nos está pasando lo que al perro con el hueso.

Publicación original: enPalabras

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