Y atajos irracionales

Por si no llegara con la complejidad intrínseca de la vida y con sufrir los bandazos de este viejo buque llamado occidente, diciembre está poniendo la guinda.

De subidón en subidón, todo parece diseñado cual premeditada morfina para continuar con las amputaciones. Porque esto no es debate, es provocación premeditada. A veces pienso si no debería claudicar, pero soy hija de mi tiempo, necesito entender y hacer.

Por eso me gustó especialmente esta reflesión de Felipe Gil sobre la reconstrucción de las palabras y sobre la identidad «en una época en la que tienes que remezclar la información que existe de ti mismo para saber quién eres porque nuestra identidad es múltiple».

Por él llegué a este artículo, especialmente recomendable, que explica como las personas inteligentes pueden hacer cosas estúpidas. Se llama “disracionalidad”. Y dice cosas como estas

Todos somos avaros cognitivos que intentamos evitar pensar demasiado. Esto tiene sentido desde un punto evolutivo. Pensar requiere tiempo, es intensivo en recursos y, algunas veces, contraproducente. Si el problema a resolver es evitar al ataque de un depredador no te puedes permitir perder una fracción de segundo en decidir si saltas al río o trepas a un árbol. Por eso hemos desarrollado una serie de reglas empíricas (heurística) y prejuicios para limitar la cantidad de capacidad mental que empleamos en un problema dado. Estas técnicas proveen respuestas aproximadas y ya preparadas que son correctas muchas veces, pero no siempre.

Con algunos ejemplos simples, el artículo demuestra cómo se manipula nuestra capacidad de racionalizar con la formulación de las preguntas, el «efecto perspectiva» bien conocido en la publicidad, y la forma dramática que puede llevar a respuestas contradictorias. Como la obstinación y los prejuicios cognitivos nos llevan a comportamientos estúpidos.

Especialmente curiosa es la parte que explica los “huecos en el equipamiento mental”, entendidos como el conjunto de las reglas cognitivas, estrategias y sistemas de creencias aprendidos.

Incluye nuestra comprensión de la probabilidad y la estadística así como nuestra disposición a considerar hipótesis alternativas cuando tratamos de resolver un problema. El equipamiento mental forma parte de lo que se suele llamar inteligencia cristalizada. Sin embargo, algunas personas muy educadas y muy inteligentes nunca adquieren un equipamiento mental adecuado. Otra posibilidad es que el equipamiento mental esté “contaminado”, por supersticiones por ejemplo, lo que lleva a decisiones irracionales.

No importa lo que puntuemos en los test de inteligencia, la racionalidad sigue su propio impulso. La buena noticia es que se puede mejorar, pero para eso nuestra «mente reflexiva» tiene que decidir que nuestra «mente autónoma» (la de los atajos, el procesamiento del tipo 1) deje paso a la “mente algorítmica”, que es la que se embarca en el pensamiento lento, trabajoso y lógico (procesamiento de tipo 2).

Por eso la conclusión de Felipe: Y a mi, acostumbrado a estar rodeado de personas que hablan de “pensamiento crítico”, por lo que me llamó la atención fue por la frase con la que concluía el mismo: “Una serie de estudios muestra que una buena manera de mejorar el pensamiento crítico y racional es pensar y analizar lo opuesto a tu primera conclusión.”

Claro que, para eso, hay que ser capaz de escaparse al propio outlet mental en lugar de dejarnos llevar por los subidones programados.

Durante el partido. from www.enimaxes.com on Vimeo.

Publicación original: enPalabras

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