De lobos, leones y corderos

Lo del lobo con piel de cordero es un clásico, pero la estrategia van cambiando. Lo realmente útil es cabrear a los corderos.

Ayer ponían en no sé que cadena Leones por corderos y recordé que en su día había recogido mis impresiones con algunas buenas frases que encajan con los desvaríos que amenizan este final de año. Me resultó curioso lo que decía entonces sobre la película:

No quedará como una de las grandes del cine, contar obviedades no está entre los requisitos necesarios, pero ganará con el tiempo sobre todo por una cosa, por la torpe miopía en que se mueve la humanidad repitiendo constantemente los mismos errores.

Tres líneas argumentales desde los tres principales marcos de influencia social, educación, prensa y política, en los que cada personaje afronta la realidad con distintas proporciones de ambición, idealismo y decepción. Diálogos rápidos con momentos intensos marcados por emociones. Enfrentamiento entre el rancio y caduco idealismo del 68 y la ineficacia del falso brillo del poder que nos tiene sumidos en la actual incertidumbre social y económica.

Me preocupa que la necesidad de entendimiento para reconstruirnos como personas se quede en una negociación de partes. Que nos empeñemos en reconstruir un puzzle negociando cuantas piezas pone cada parte en lugar de cuestionar los supuestos para elaborar una composición final más acorde. Que tengamos tan poca visión de conjunto y aún menos visión de futuro. Que nos dediquemos a la estúpida tarea de etiquetar errores para buscar culpables en lugar de dimensionar adecuadamente el problema para diseñar soluciones. Siempre se nos olvida que en las guerras, sean del tipo que sean, nadie gana.

Es preferible hacer más y opinar menos. Prefiero formar opinión y reflexionar, ponerlo por escrito suele ser de ayuda. Por supuesto es una elección personal pero no soy de las que se mete en el tumulto cuando hay un accidente. Compruebo si hay alguien actuando, si hay teléfono y si se ha llamado a la ambulancia. Si no puedo aportar, me voy.

Resulta frustrante la rapidez con que se ha canalizado el caos iniciado el viernes hacia la escogida retórica de siempre (culpables, castigos y peticiones de dimisión) con sus correspondiente legión de seguidores debidamente alineados. Por el medio re-visiones de los agujeros negros de ambas versiones, los de las legislaciones relacionadas y las interpretaciones/aplicaciones hechas, el derecho a huelga, la historia de este caos anunciado… Con los culpables inmovilizados y en el objetivo de la ley, ahora pagarán caro, que para eso cobraban tanto, ¿no?. Bueno, igual acabamos con otra comisión de investigación sobre responsabilidades políticas. Puro raquitismo (in)social.

En la película, decía el ambicioso político (en este caso joven, pero tanto da) a la periodista concienciada y experta (que tampoco importa):

Que las alturas sean nuestras es esencial. Quien las ocupe tendrá la ventaja de observar, la prerrogativa de atacar y la oportunidad de controlar. O logras una presencia constante o sufres una violencia constante.

Ustedes también vendieron la guerra, ayúdenos ahora a vender la solución.

En nuestro particular caos, ni siquiera se puede hablar de «leones capitaneados por corderos», sólo de corderos cabreados en medio de hienas (los lobos son otra cosa, no confundamos). La reflexión sin acción retorna a las lecciones no aprendidas y a la esperanza de que la próxima, que la habrá, no nos toque.

De la película, me sigo quedando con esta cita: ¿Cuándo empezaron a confundir la opinión correcta con la opinión mayoritaria?

Publicación original: enPalabras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *