Tratando de entender

Mas que lo que ocurre en las calles, debería preocuparnos lo que discurre por nuestras cabezas. Parece que el 15M se ha convertido en el eje de la controversia en lugar de un instrumento o un canal que nos puede permitir ir centrando ideas y argumentos.

Desde el principio he reconocido la media distancia con la que he contemplado el discurrir de los hechos, a pesar de que mi tendencia natural es la de emocionarme con la voz de la ciudadanía. Quizá mi escepticismo se deba a la falta de perspectiva o de claridad para formar opinión. O quizá, a que me abruma el peso de contribuir a agitar unas aguas que no sé hacia dónde dirigir.

Pero lo que realmente me apena es, que en tan poco tiempo, se empiece a utilizar como arma arrojadiza el hecho de opinar en alto. Es en la contradicción, la propia y la ajena, donde encontraremos luz para cuestionar los supuestos e ir resolviendo algunos conflictos. La duda no importa… al contrario. Porque la respuesta, nunca será la verdad. ¿No consiste en eso educar?

«Despierten en sus alumnos el dolor de la lucidez. Sin límites. Sin piedad»

 

Publicación original: enPalabras

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