Espacio y tiempo

No recuerdo esta sensación de verano en junio, no aquí, donde la brisa atlántica permite caminar al margen de tópicos y saturaciones.

Este año la noche de San Juan ha venido confundida, como arrastrando el cansancio extra de estos tiempos complicados que aún no parecen tener enfoque. Hay exceso de verano y falta alegría.

Con arcaicas estructuras vacacionales dominándonos en lo público y en lo privado, será cuestión de activar resortes para mantener el dinamismo por encima de la sofocante quietud urbana en la que espacio y tiempo parecen descompensados. Tibio equilibrio urbanita que nos hace pasar de puntillas por calles y personas. Mágico instinto de supervivencia que construye sueños de gris-cemento que semejan paisajes.

Sin embargo las calles hablan. Los espacios vuelven a conversar conmigo y me saludan porque llevaba tiempo sin vivirlos, siempre de paso, siempre con la mente en otro lado… Las pequeñas historias vuelven a adueñarse de mis sentidos.

Siento que necesito reconstruir mi propia ciudad y mi paisaje en secuencias renovadas, con ojos antiguos y mirada nueva. ¿Que «yo» guiaba mis otras vidas? ¿Qué música arrullaba mis esperanzas?

Y aquí estoy, al fin sola, evocando el paréntesis de brisa fresca y matices dorados que alejará el verano de las calles mientras me escapo a caminar descalza por una playa vacía y limpia. Entonces, el mar recuperará su silencio blanco.

Publicación original: enPalabras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *