Y por lo visto es muy simple

Tenía un amigo que decía siempre que ser millonario es fácil: «metes cada día un millón en el banco y en pocos días ya lo eres». Jonas Ridderstrale lo dice con un toque más moderno: «La receta para hacer dinero es eterna, siempre ha estado ahí. Lo único que hay que hacer es crear y defender un monopolio temporal».

Vaya, pues visto así… Lo que no parece tan sencillo es conseguir los ingredientes y aplicar la fórmula. Por no hablar de las consecuencias de esos monopolios.

El Dr. Jonas Ridderstrale está a la vanguardia de la nueva generación europea de gurús de los negocio así que yo, y otro montón de personas más, llenamos el auditorio de la Fundación Barrié con la intención, supongo, de que se nos pegara algo de su magia.

Debo decir que es ameno y divertido, que domina la escena y que goza de buena memoria para saludar con los clichés apropiados, en este caso nuestro particular y localista derbi futbolero. Con el público en el bolsillo, la cosa marchó sobre ruedas. A dos días de la conferencia, al fin tengo mi conclusión sobre su éxito: lo importante no era aprender, sino pasar un buen rato.

Por las caras del público a la salida, y lo que comenté con un par de amigos, creo que fui la única que se preguntaba cuanto cobraría el Sr. Jonas por esta conferencia porque mi concepto del valor salió bastante tocado. No es que esperara más, es que esperaba «algo».

Por hacer un pequeño resumen, aunque no es fácil porque nos habló de todo y de nada, por allí fueron desfilando, de modo enunciativo, el darwinismo temporal, el capitalismo de mercado que ha desplazado a la economía planificada y el viejo paradigma de las jerarquías que ha sucumbido a la estructura en red. Pero, eso sí, con abundancia de chistes y preguntas al público.

El darwinismo y la selección natural enlazaban con lo de la productividad. Para ello, qué mejor ejemplo que la comparativa hijos/hombre e hijos/mujer incentivos incluidos (acceso ilimitado para ellos a mujeres bellísimas y para ellas a clones de George Clooney). Pues eso, que la escasez manda así que una de las fórmulas del éxito es encontrar el modo de generarla.

Porque, y aquí una de sus afirmaciones estrella, «La supervivencia solo se puede garantizar en base a dos capacidades: adaptación y ser sexy», lo que se basa en tres afirmaciones, así sin más:

  • El conocimiento individual crece a una tasa lineal pero en la sociedad no es lineal sino exponencial
  • Las jerarquías han sucumbido a la estructura en red (eso de «el poder de las redes» a mi me sonaba de algo)
  • Ahora triunfa el Self organizing: Redes auto organizadas con un feddback de 360º

¿Y cómo se construye una sociedad auto organizada? Pues el secreto está en «la autoconfianza que genera compromiso». Los factores PLus del coautor del famoso libro de gestión y talento Funky Business fueron saliendo así de escuetos y desordenados (juro que transcribo casi literal porque me molesté en tomar notas):

  1. El principio relacionado con las personas: si fallas en el proceso de contratación del modelo de empresa nadie te va a ayudar. El diseño de google ocupó más tiempo con las personas que con la tecnología
  2. Predecir y planificar: Ya no se planifica!!!
    • Ya no tenemos un mundo bipolar sino complejo y multipolar: somos tan buenos en las rutinas, como la de cruzar los brazos (incluso hicimos una práctica grupal), que no hay por que molestarse en pensar hacerlo de una forma diferente. Para qué si… ¡No hay competición!
    • Hemos convertido la «gestión de profesionales» en eliminar la desviación, lo que viene a ser lo mismo que eliminar el espíritu emprendedor
    • Si tienes informes directos suficientes quiere decir que es imposible gestionarlos
  3. La clave está en usar la desviación como ventaja propia

Resulta que para crear compromiso no tenemos más que «colocarnos en la intersección de una complejidad cada vez mayor y de una ignorancia individualizada también cada vez mayor«. Porque «el nivel de confianza de los empleados en sí mismos es más importante que su capital intelectual» y para ello sólo hay que «personalizar el estilo de liderazgo teniendo en cuenta que somos tribales y que hay que dar valor a los sueños».

En realidad contó, aderezado con algunos bastantes chistes y tópicos, lo mismo que venía en el libretito de nos dieron a la entrada. Lo escanearía como muestra, pero no merece tanto tiempo. Entre las frases ocurrentes, un par a las que se podría sacar punta

Y no se puede seguir bailando la danza de la lluvia para que las cosas ocurran. Aunque, tal vez, el objetivo no es que llueva sino convertirse en los mejores bailarines

¿Por qué se mantiene el pavo real, con esa escasa capacidad de adaptación y movimiento?. Hay que preguntarse cuál es su mercado (y las redes en las que se teje su mercado, pero esto ni lo planteó).

Me sorprendió tanto que pensé que este ameno, escueto y desorganizado discurso podría ser una excepción, pero otras reseñas no aportan mucho más que el resumen de su fórmula mágica: «Talento = capital intelectual + capital social + capital psicológico: Para tener éxito en el baile del capital económico se debe saber cómo, saber quién y añadir la actitud de poder hacer«.

Teniendo en cuenta el estado de la situación, y viceversa, parece que vamos a necesitar algo mas que la magia de cierto tipo de conferenciantes para construir confianza, y para aprender a distinguir el qué del cómo.

Estoy convencida de que este tipo de discursos no hacen sino aumentar el estado de ansiedad de nuestros equipos directivos en lugar de ayudar a plantear las preguntas adecuadas. Han conseguido colocarse en la cresta de la ola, dudo que les interesa ir al fondo de la cuestión.

No me gusta que se «use» a las personas como eje central para enfervorizar masas. Que la raza humana ha sobrevivido por su capacidad de adaptación no es nuevo, pero yo me sigo preguntando cuándo empezó el proceso a no adaptarse. Por lo visto sigue habiendo muchas cosas que no sé… aunque parezcan tan sencillas.

Publicación original: enPalabras

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