¿Un café?

Cuando lo sencillo se vuelve complicado, sólo queda conversar. Pero el tiempo disponible siempre es poco y para que las palabras salten de nivel, necesitan su proceso.

Acostumbrados a la concisión y a la inmediatez virtual, a veces se necesita un tiempo de adaptación porque en el «cara a cara» las realidades percibidas pueden ser muy diferentes. Salvo excepciones, se enriquecen con gestos y matices pero eso significa un grado de implicación que no siempre es factible. Y es que tenemos tan poco tiempo…

No hace tanto que lo habitual era pedir la dirección de correo electrónico a alguien que acababas de conocer. Ahora lo normal es que nos desvirtualicemos y, dentro de nada, nos virtualizaremos presencialmente por afinidades. La cuestión no es qué receta es mejor sino la forma en que la utilizamos porque, lo que cuenta, es la intención y la capacidad para comunicarnos.

Por eso, lo importante no es dónde conoces a las personas, sino lo que te une a ellas. El resto es cuestión de tiempo porque la amistad siempre es cosa de dos… o más, es lo que tiene la red.

Las conversaciones que he ido desarrollando en los dos últimos años a través de los blogs no sólo tienen mucho que ver en mi evolución, sino que me han hecho más soportable la irritante palabrería que a veces ensordece el día a día. En bastantes casos nos hemos ido desvirtualizando y en todos, la realidad ha superado a la ficción, sobre todo en el último mes. Porque a veces son las pequeñas cosas las que ayudan en el tránsito en el que se forjan los proyectos y los sueños. Sin duda ahora los míos son mucho más grandes.

Cierto que lo 2.0 tiene mucho ruído, tal vez es que he tenido mucha suerte. O que intento no confundir lo personal con lo privado, que se desarrolla por caminos insospechados y pasan a nuestro acervo de tesoros personales. El tiempo suele hacer su trabajo y siempre surge el momento para terminar de dibujarte compartiendo un café. Ayuda a coger nuevos rumbos..

Decía Unamuno

He dicho alguna vez, con escándalo acaso de ciertos pedantes, que la verdadera universidad popular española han sido el café y la plaza pública.

Publicación original: enPalabras

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