No es fácil, en este momento, saber dónde mirar porque ahora que al fin asumimos que el “modo crisis” equivale al “modo normal”, es inútil esperar milagros.
Los conceptos se tambalean, ya no sólo el de empresa, puesto de trabajo o incluso el de estado, lo del bienestar mejor ni tocarlo, sino que es incluso difícil definir lo que significa proyecto. Tarde o temprano, a todo le toca re-visión.
Nuestra actividad de consultoría siempre ha sido muy artesanal. Incluso cuando no conocía esa definición, siempre nos hemos presentado como gabinete de proyectos integrándonos en los procesos de innovación de los clientes para hacer lo que mejor sabíamos: bajar a la arena para convertir la información en un recurso útil, lo que implica que se pudiera traducir en beneficios no sólo cuantitativos, sino cuantificables.
La expresión “información útil” no tiene más sentido, ni menos, que el de tener la claridad de ideas y el valor de hacer las preguntas adecuadas… para enfocar, diseñar, planificar y poner en marcha.
Precisamente por esa integración en su núcleo más estratégico siempre nos hemos impuesto un estricto código ético que convertía cada trabajo en (casi) único:
- Un servicio cuyo resultado final pertenece al cliente, lo que significa confidencialidad absoluta
- Incompatibilidad para actuar simultáneamente en organizaciones competidoras
Es decir, un constante aprendizaje de las especifidades sectoriales, su normativa y sus entornos que, aparentemente, restaba rentabilidad a nuestros servicios. Sin embargo la experiencia nos fue dando algo mejor: perspectiva, sistema y la destreza necesaria para procesar los diferentes feedback con los que teníamos que trabajar.
Hasta no hace mucho las organizaciones hablaban de «sus proyectos» analizando su viabilidad desde una perspectiva más interna que externa ya que, aparentemente, el mercado podía con todo. Pero ahora que nos vamos convenciendo de que no son sólo transacciones económicas sino un espacio social más amplio cuesta saber por dónde empezar.
Cuando en esta búsqueda de «soluciones» se habla tanto de creatividad, se agradece el alejamiento de la exaltación poniendo orden en la definición de tipologías y que se deje a la tecnología en el lugar que le corresponde anteponiendo lo que de verdad importa, la elaboración de vínculos para generar contextos.
Necesitamos personas creativas pero, sobre todo visión, estructura y mucho trabajo para generar nuevos marcos de desarrollo. Los proyectos ya no pueden sobrevivir aislados, la foto de familia sí cuenta.
Publicación original: enPalabras
Me llamo la atención el titulo de la entrada en tu blog, debido al interés que tengo por el tema, estoy convencido que los proyectos son la clave para poder sobrevivir en este entorno tan dinámico y vertiginoso. Las empresas, las personas, se encuentran superando retos constantemente y la manera mas adecuada de superar estos retos es emprendiendo nuevos proyectos. El proyecto no es ajeno al entorno ¿proyectos aislados? ¿se puede concebir un proyecto aislado? Los proyectos se encuentran influenciados por fuerzas internas y externas,
Finalmente para concluir yo diría que el proyecto es un sistema vivo y que cada parte que lo conforma es fundamental e importante para el éxito o fracaso del mismo.
Iván Robles Fernández
http://projectslean.blogspot.com/
Completamente de acuerdo Ivan, ese era el espíritu de la reflexión. Y no sólo porque es nuestro ámbito de trabajo en las empresas sino porque además, en el momento que la escribí, fíjate que es de diciembre de 2001, estábamos con un proyecto propio que afectaba a un contexto más amplio, con muchos actores. Proyecto que siguen en desarrollo y que ha dado lugar a la película Máscaras.
En este blog confluye lo que vamos publicando en los blogs personales y si te vas a la entrada original de este post verás que hay una interesante conversación al respecto.
He entrado ahora en tu blog y me parece que coincidimos en temas de interés. Anotado queda. Gracias por tu comentario.
Un saludo.