¿Y estos lodos?

Ayer, en medio de un merecido visionado para desconectar, me llamó la atención lo que uno de los personajes preguntaba a otro sobre una tercera persona: Pero, ¿tenía sentido de la misión o tenía sentido del objetivo?

El contexto no era empresarial, ni político, hablaban sobre la vida privada de alguien que acababa de morir, así que me resultó más sorprendente aún la introducción de este (importante) matiz en la pregunta. La respuesta no estuvo mal pero la cuestión es que me recordó una conversación reciente con un alto directivo de una organización empresarial cuando me decía que, en el desarrollo de los proyectos no disfrutaba del proceso, sólo cuando conseguía el objetivo.

En el momento me resultó chocante el uso de la palabra «proyectos» y la rotundidad con la que manifestaba como su orientación a lo concreto le impide disfrutar (¿y aprender?) del proceso. Al escuchar hoy la pregunta a la que me refería al principio, me di cuenta que esta persona parece tener muy claro que lo suyo es sentido del objetivo. Sin embargo, no creo que sea tan sencillo.

En el ámbito de las organizaciones privadas, cuando alguien se juega el puesto en base a resultados parece coherente que esta responsabilidad vaya acompañada de la necesaria capacidad de decisión inherente al cargo. Si el punto de mira está sólo en los resultados puede ocurrir que estos se intenten conseguir de cualquier manera y a cualquier precio porque «dime como me mides y te diré cómo me comporto».

La viñeta que acompaña al post resulta muy ilustrativa de lo perversos que pueden resultar los incentivos y incorrecta transmisión de las instrucciones. Y si como indicador se usa una foto tomada desde las alturas, la visión del tejado podría dar la falsa apariencia de objetivos cubiertos. Y esta parece una dinámica difícil de cambiar, a juzgar por el ejemplo de quienes se supone que deberían tener sentido de la misión.

Teniendo en cuenta el constante goteo de ejemplos que nos amenizan el día a día, y tras conocer el nuevo episodio de indulgencia del gobierno saliente, creo que lo más sensato es iniciar el día con los auténticos filósofos de esta época. Igual con la risa hasta nos movilizamos.

Publicación original: enPalabras

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