En un momento en el que la necesidad de nuevos modelos amenaza las estructuras conocidas, el papel de los medios de comunicación está, sin duda, en el centro del huracán. Sin embargo, desde la red se tiende a olvidar que lo “noticiable” no sólo responde a intereses de unos pocos sino, en gran medida, al tópico esperado por el público.
Si miramos un poco más allá de lo aparente, atrapados en el bucle que el sistema produce y retroalimenta, están los profesionales, los periodistas, cuya opinión pocas veces tenemos en cuenta.
Manuel González Menéndez, Manolo, preside la Asociación de Prensa que, con más de cien años de historia, fue una de las impulsoras en el movimiento asociativo de la profesión. Pero es también el responsable de comunicación de la Confederación de Empresarios por lo que su vivencia personal del Pase de Lujo de Máscaras aporta una singularidad llena de importantes matices que merecen ser reflexionados.
Un soplo de aire fresco
Para empezar, he de reconocer que me equivoqué. De pleno. Cuando recibí la invitación para asistir a la presentación de Máscaras pensé en excusar mi asistencia a dicho acto. Demasiados problemas te proporcionan el trabajo, la familia, la vida… para masoquizarme con una película sobre la discapacidad, me dije. Y si no lo hice fue por el cariño, la gratitud y el sentimiento de amistad que le profeso a Isabel Iglesias.
Y me equivoqué, reitero. Creí que me iba a encontrar con una reproducción miméticamente lacrimógena de otras obras que abordan un mundo tan intrínsecamente desconocido para quien no lo sufre como es el de la discapacidad intelectual. Y nada más lejos de la realidad. Asistí a un enfoque distinto, fresco, natural, novedoso, original, sensible, que no sensiblero, de un problema que afecta de forma directa a miles de personas… a miles de familias.
Durante la proyección, esbocé más de una sonrisa y aprendí a comprender y reflexionar sobre una problemática tan dura como real, y curiosamente tan lejana como cercana.
Y verifiqué cómo, desde la naturalidad y lejos del engolamiento, los medios de comunicación, en este caso los audiovisuales, se pueden transmitir aquellos valores de los que todos estamos tan necesitados, como son el amor, el trabajo en equipo y la solidaridad. Y aprendí cómo desde esos valores se puede construir una sociedad más feliz, justa y participativa… más de todos.
No puedo terminar sin felicitar al equipo de Máscaras. A sus productores, a sus directores, a los técnicos y, sobre todo, a los actores, los verdaderos protagonistas de una historia que a nadie puede dejar indiferente y que, al menos a mí, me ha proporcionado lo que más necesitaba: un soplo de aire fresco.
Manuel González
Presidente de la Asociación de la Prensa