Existe una incapacidad manifiesta en el ser humano para entender el tiempo. Su medida es absolutamente subjetiva, atiende a fines, se ve alterada por diversas causas, y, pese a todo, obedece a un protocolo asumido por la inmensa mayoría de la Humanidad.

Un ejemplo sencillo de las grandes trampas del tiempo son los programas de cocina. El día en que quisimos aprender una receta viendo la tele caímos en la espiral de la indeterminación cronológica (o cronográfica): un programa que se emite en una franja horaria determinada, que tiene una duración concreta, y que nos pide invertir una cantidad de minutos improcedentes para pochar la cebolla cuando ellos lo van a resolver con una simple elipsis temporal. En este momento hemos comprado y asumido el fraude: querremos preparar ese plato, pero no seremos conscientes del tiempo y del esfuerzo: el coste de aprendizaje.

La siguiente vez costará menos, siempre que en esta primera se consiga algo comestible, claro, pero ya no tendrá la magia de haber sido capaces de prepararlo y puede, incluso, que pase a convertirse en algo automático cuando lo realmente interesante es asumir el proceso como un paso más.

Máscaras, la película, no nació hace tanto tiempo: lo hizo en el momento adecuado. No quizás en la coyuntura mundial, pero nuestra historia atendía a un grupo de personas, y de ellas dependía, en esencia, su fuerza.

Pero mientras Máscaras comenzaba a tomar cuerpo, en el día a día de su propio desarrollo, se fue dibujando la auténtica dimensión de Proyecto. Sin embargo, el proceso de creación de la película reclamó su propia voz. Era lógico que esto sucediera: la realidad esta viva, y no se puede ceñir los márgenes establecidos.

La película ahora es una pata de la realidad del Proxecto: se ha meditado y se ha pulido para que ejemplifique la promesa de su eslogan, «la historia de un reto». Pero Proxecto Mascaras tiene en este momento muchas más patas, caminos que se han ido haciendo visibles en el ultimo año, que han demostrado que la(s) realidad(es) de Mascaras pide(n) abrir esas vías.

El Proxecto Mascaras tiene nombres de personas, porque son personas. Les dimos la oportunidad que no suelen tener, la de que nos hablaran, y ahora quieren que mucha mas gente les preste atención, porque tienen mucho que decir. En forma de película, corto y a saber qué.

Allá vamos.

(la nota de la foto es de Eva que se ha puesto manos a la obra en la cocina inspirada por el regalo de #galleteando)

Entrada original: Proxecto Máscaras

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