Falsos positivos
Parece que se nos da mejor la fotografía global de las emociones que aprender a interpretarlas cuando ponemos nombres en lugar de hablar de «personas».
Pero no hay máquina que sustituya al entendimiento y la complicidad que se genera en la convivencia
Aprendimos a disfrutar del aprendizaje conjunto, que al principio nos desesperaba, desde la complicidad que genera la convivencia. Detalles y guiños a los que fuimos llegando cuando nos paramos a escuchar, hablar y compartir.
Nos pierde la búsqueda de «el concepto», teorizamos demasiado. ¿Falla el sistema? Pues claro, pero la globalidad se compone de muchas piezas así que empecemos por revisar el propio, en lugar de escondernos y contribuir, por acción o por omisión, a la peligrosa burbuja de pre-ocupados sociales.
Nos incomoda el conflicto por eso aceptamos tan fácilmente los falsos positivos. Lo del retroceso gestual es particularmente interesante, claro que para eso no sólo hay que querer verse las caras, sino trabajar a hacia dentro los índices de sinceridad
El problema no son las mentiras hacia fuera, sino el engaño hacia dentro. (Valentín Fuster, La ciencia de la salud)
Por eso nos seguirán gustando más los sofisticados polígrafos que invertir en estudiar los 43 músculos que se combinan para producir 10.000 posibles expresiones en el rostro, aunque luego tengamos que preguntarnos: ¿Cuánto hemos gastado en este estúpido proyecto?
Fantástico Tim Roth en Miénteme.
(3:00 m.)
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