Voluntariado = «voluntad de»
Cuando no queda más remedio hablamos del conflicto como fuente de innovación, pero la realidad es que nos incomoda y, perdidos en la divagación, terminamos aceptando fácilmente los falsos positivos
Nos pierde la búsqueda de “el concepto”, teorizamos demasiado. ¿Falla el sistema? Pues claro, pero la globalidad se compone de muchas piezas así que empecemos por revisar el propio, en lugar de escondernos y contribuir, por acción o por omisión, a la peligrosa burbuja de pre-ocupados sociales.
Si tenemos tan claro que se aprende haciendo pues hagamos, observemos y sigamos haciendo. La filosofía hay que traerla a primera fila porque la ética no se juega en las definiciones sino en los proyectos. Y como ya sabemos aquello de que «hechos son amores y no buenas razones», el voluntariado no debe ser un debate teórico sino una actitud, una forma de vida. Y no sólo en ámbitos sociales, que también. Pero lo obvio aparece cuando debe, es decir, cuando se está en ello:
Dando sentido al concepto de voluntariado, que no es otro que «la voluntad de»
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