Hemos ido evolucionando juntos, aprendiendo a comportarnos y trabajar en directo en la vida pública. Un “nuevo escenario”, pero real, gracias a la suma e interacción de capacidades. Porque todos somos y nos estamos sintiendo actores de nuestras vidas y de nuestras películas.
Cada proyección nos ha supuesto asumir desafíos y desarrollar competencias pero una muy importante, que no parece destacar, ha sido la cohesión de lenguajes en un grupo con diferentes edades y calidades que aprendió a ser equipo. Y esto, que tanto nos ha costado, es una de nuestras mayores riquezas porque con una mirada, un gesto, un silencio, o pocas palabras, la complicidad va tejiendo red hacia el público.