de esas que siempre están indagando en lo improbable»

Indagando«Improbable» tanto puede referirse a la dificultad de que algo exista como a la de que, aún existiendo, pueda ser de-mostrado.

En ambos casos, sin duda un claro desincentivo para las teorías/luz que ayudan a explorar rutas y caminos.

La frase que da título al post la tomo prestada de la reflexión de Juan de Urrutia sobre la incompatibilidad conceptual entre esfuerzo y talento

Ojalá fuera cierto que esfuerzo y talento se complementan siempre, pero me temo que no lo es o, lo que todavía es peor, que no lo puede ser. El esfuerzo ha de ser reconocido y para ello la tarea que lo exige ha de ser conocida y entendida como prometedora. Si no lo es es inútil esforzarse….a no ser que te lo exija el talento. Pero entonces estamos en un régimen distinto con otras reglas.

Dice Juan que «el talento se obsesiona y no deja en paz al cuerpo en el que se instala» y, como no encaja en lo que la sociedad «aprecia», «es comprensible que el talento acabe por encerrarse en sí mismo o concentrarse en una tarea esforzada pero banal». Sin embargo, el valor se transforma con la percepción del tiempo, es un problema de comparaciones cambiantes, lo malo son los mientrastanto

Somos conscientes que debemos abandonar la rigidez de los conceptos para saber lo que hay que hacer cuando no sabemos qué hacer, es decir, ser capaces de implicarnos en las más complejas incertidumbres sin desconcertarnos, pero eso pasa por el conocimiento propio y sin adornos porque entre el debate de las ideas y la contundencia de los hechos, hay mucha reflexión individual pendiente

Lo que parece que vamos teniendo claro es que esas nuevas realidades están en saber conectar con las personas pero tal vez deberíamos simplificar el enfoque para averiguar a qué personas o realidades nos referimos y cómo queremos conectar. Porque aunque intuimos que «talento» se refiere en muchos casos a algo aún no conocido y que es «la suma de», tendemos al egocentrismo que nos impide recordar que la grandeza está en saber que somos realmente pequeñitos.

Estos días se cumplen cinco años desde que empecé a escribir en este blog, pero no he sentido la necesidad de reflexionar hacia el pasado sino hacia el futuro así es que, como dice Albert, «mientras siga emocionándome al escribir un post…» Y también porque escribir es, probablemente, la mejor manera de no dejarse engañar por esas «estancias que se estrechan, se acortan y se invaden» que describe Chantal Maillard en este poema con final simple y potente

Yo soy el infinito proyecto de mi misma, por encima de mí me sobrevuelo

Publicación original: enPalabras

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