“Si priorizas lo que crees que vas a perder frente a lo que puedes cambiar, la sentencia es segura”
Cuenta Elizabeth Gilbert que para escapar al miedo a no ser capaz de repetir «el éxito de su éxito» editorial, se propuso indagar en la forma en que otras culturas y épocas afrontaban el proceso creativo. El repaso a esta evolución histórica resulta curioso, pero sobre todo relevante respecto al recorrido de algunos conceptos que se han ido envenenando por el camino: éxito, humildad, creatividad, innovación…
Dice que para liberarse de la presión del egocéntrico miedo a no «dar la talla» respecto a las expectativas generadas, le gustó la idea del genio creativo, que no siempre decide acompañarte en el proceso y lo que toca es seguir trabajando. Es decir, un genio esquivo con el éxito y el fracaso, que nunca son exclusivamente de una persona ni responden al momento eureka. Es más, no son un estado sino un proceso dinámico.
En el caso de Elizabeth Gilbert puede que esta forma de afrontarse a sí misma tenga mucho que ver con el entorno familiar en el que se crió, ya que vivían en el campo sin televisión ni tocadiscos, por lo que todos los miembros leían mucho y escribían pequeñas historias y obras de teatro para divertirse. Y más tarde, tras doctorarse en Ciencias Políticas, llevó una vida medianamente vagabunda: fue cocinera, camarera y cadete en una revista con el fin de escribir sobre dichas experiencias.
Es decir, en el proceso creativo a veces lo realmente importante son las líneas borradas del boceto porque en la obsesión por buscar lo netamente original (y nada lo es) se nos escapan las auténticas posibilidades que suelen estar en la asociación entre ideas y conceptos ya conocidos. Para recuperar el sentido de las palabras éxito, beneficio e interés, es importante recordar que, muchas veces, las cosas «sin importancia» son las que marcan la diferencia.
Lo que se necesita es originalidad en las soluciones, como la del tren de alta velocidad no necesita detenerse para recoger pasajeros en las estaciones. Por eso resulta muy interesante el relato que Elizabeth de hace en su Ted, un buen ejemplo de de-costrucción de los supuestos equivocados que tanto nos confunden.
Elizabeth Gilbert: Your elusive creative genius