Cuando menos es más
Hablando sobre la escuela del futuro dicen en el artículo:
Las formas de aprendizaje están condenadas a la evolución si no queremos que el hombre sea superado por la tecnología que él mismo ha creado
Propuesta:
Las formas de aprendizaje están condenadas a la evolución si no queremos que nos supere la misma tecnología que hemos creado
Además de estar respaldado por la norma, el argumento del masculino genérico suele ser la economía del lenguaje. Pues el ejemplo anterior no parece respaldarlo porque según nuestra propuesta no sólo se ahorran palabras sino pegajosas e inútiles redundancias.
Nos seguimos preguntando si son traiciones del subconsciente o «simples» chapuzas pero no hay que olvidar dos cosas:
1. Que el lenguaje ayuda a estructurar el cerebro.
2. Que las palabras escritas son peligrosas, como pudieron comprobar en el estado de New Yersey cuando en 1776 aprobaron una ley que reconocía accidentalmente el derecho de las mujeres a votar, al mencionar la palabra “personas” en lugar de “hombres”. La de trabajo que les debió de dar (a los hombres) para corregirla en 1807.
Publicación original: enIgualdade