Son cosas distintas

Bienvenidas sean al debate todas aquellas personas que tengan ganas de aportar, sobre todo porque la diversidad y confluencia de los distintos ámbitos de conocimiento no sólo enriquece sino que amplia las posibilidades avance.

Incluso bienvenida sea la provocación, siempre y cuando se aclare previamente la intencionalidad y, por supuesto, se argumente. Claro que la introducción de la palabra «barato» en un titular ya apunta maneras, sea cual sea el tema tratado:

“¿Qué queremos? ¡Cine barato! ¿Y cuándo lo queremos? ¡Ahora!”

Hablar de cine barato no es lo mismo que hablar de abaratar el acceso al cine, aunque por aquí creemos que el fundamento del problema es otro. Y también es una cuestión de hábitos (que se han dejado perder) y de disponibilidad.

Por otro lado cine y distribución tampoco es lo mismo. Es como analizar el consumo de patatas metiendo en el mismo saco la calidad y/o aceptación del producto con el comportamiento de los canales de distribución (un sector por sí mismo y con intereses propios, hablemos de lo que hablemos)

En el artículo se compara el coste del jamón con el de las entradas: Pedir que los cines bajen el precio porque así iremos más no es distinto a pedir que baje el precio del “jamón 5 jotas” porque así comeremos también más. Se diría que, a estas alturas, no parece necesario explicar que la cantidad de jamones disponibles es limitada, por tanto la relación con los costes es una, mientras que el cine (como el conocimiento, las ideas…) como es bien sabido, no pertenece al mundo de la escasez sino al de la abundancia. Lo que sí es cierto es que a los modelos de negocio les ocurre lo que a la humanidad, avanzan más despacio que la tecnología.

Y en el mismo saco que el análisis de la elasticidad de la demanda (respecto a las salas de exhibición) también se mete a la piratería, como no podía ser menos: Debatamos la idoneidad del sistema, pero no neguemos obviedades: muchas personas han dejado de ir al cine a ver una película porque ha tenido la oportunidad de verla de “otros modos”.

Nuestra propuesta es un “pequeño” cambio en la frase:

muchas personas ven las películas de «otros modos» porque NO han tenido la oportunidad de verlas en las salas.

El principal objetivo de una película es, o debe ser, llegar a los espectadores y el de la insdustria del cine que la producción/creación sea sostenible. Pero, citando de nuevo a Gonzalo, tenemos dos partes en este debate:

  • Si con los “modelos de negocio” actuales se puede obtener beneficio de la producción.
  • Si con un nuevo modelo se tendrían.

Escasez y censura filtros son conceptos que ya no tienen cabida en la nueva realidad. Y de ahí la inquietante batalla social que no tiene otra traducción que la lucha por el control. La abundancia de bits ha traído la personalización del consumo porque esto es, en el fondo, lo que vende la tecnología, que nos personalicemos. Pero la capacidad de estirar el modelo de negocio vuelve a redistribuir el control en perjuicio de quien produce los contenidos. Es decir, nuevas tecnologías para viejas aspiraciones.

Dejaremos para otro momento lo de «barato», es de esos conceptos que precisan revisión.

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