¡ Un momento… paremos a pensar!
Así estamos, aún. Grande @dreig RT @Bagdadcafebcn Búsquedas misóginas en Google: mucho que recorrer http://t.co/9fB5Z81Zq9
— arati (@arati) October 22, 2013
Saltan las alarmas al ver las capturas de Dolors Reig pero es necesario anteponer otras para aprender a contextualizar el mito del descubrimiento y entender el proceso que va de la mentira de la curación de contenidos a la utopía del descubrimiento automatizado:
El descubrimiento automatizado de contenidos se deshace eficazmente de ese cadáver matando al mensajero: en adelante este rol será desempeñado por una máquina (sin subjetividad y sin maldad, según la doctrina oficial) sobre la que ejecutamos un algoritmo genético destinado a que el sistema nos entregue contenido de interés adaptado a nuestros gustos. O lo que es lo mismo: el descubrimiento tira de argumento de autoridad, sustituye al humano por una máquina a la voz de «aquí no hay subjetividad de por medio», como si la máquina no estuviera programada por alguien, por una persona vivita y coleante. Como si el input inicial sobre el que comenzamos a iterar el aprendizaje de la máquina no fuera trascendente ni estuviera (en la mayoría de casos) predefinido ab initio y fuera de nuestro control. Como intentando obviar que en el momento que externalizamos la labor de búscar contenido relevante no estamos necesariamente dando pábulo a nuevos intermediarios, sean humanos o algorítmicos.
Como dice Versvs en sus conclusiones, no hay «descubrimiento inocente», siempre hay un filtro (sea humano o máquina) con intereses detrás: Al renunciar a crear las propias redes, gestionar las propias fuentes y personalizar el propio input informacional, al delegar dicha labor en la herramienta ésta acumula el conocimiento mientras nosotros quedamos cautivos usando el sistema.
Publicación original: enIgualdade