El caos del corto plazo
Aunque coincido con Jose Alcántara en que la entrevista a Mikel López Iturriaga en JotDown peca de cierto corporativismo periodista, sus palabras no dejan de recordarnos la (i)responsabilidad individual (no sólo de los periodistas, que también) con la que hemos contribuido al óxido del sistema:
No se puede decir que no prediques con el ejemplo, porque tú te fuiste precisamente de El País, que muchos ven como la meta profesional, a internet, que entonces no era precisamente el internet que conocemos hoy.
¡Bueno, ni mucho menos! En aquel entonces era un medio absolutamente nuevo y caótico, bastante más que ahora. Como decía un jefe que tuve en Loquesea.com, éramos como Edison inventando la bombilla. Y sí, es cierto que para muchos El País es el sanctasanctórum periodístico, y más entonces. Seguramente los tumbos que di después de irme demuestran que no fue la mejor decisión a corto plazo, pero a la larga me ha servido para ganar flexibilidad profesional, que es precisamente lo que no tienen muchos otros periodistas. Hoy hay muchos que lo están pasando mal precisamente porque llevan muchos años apoltronados y de repente, con mi edad o un poco mayores, son irreciclables para el mundo digital y no saben trabajar de otra forma más que en una redacción.
En la entrevista se habla también sobre el “servilismo ideológico” al que los medios se aferran para mantener su anquilosado modelo de negocio. Y ahí la paradoja ya que es un buen ejemplo del modelo escorpión:
El periodismo de trinchera es el gran marrón que está jodiendo la credibilidad de los medios en España. Que en Reino Unido, en Francia o en Alemania cada medio tiene su línea editorial, ojo, pero no es como lo que hacemos aquí, que abrimos un periódico o ponemos la televisión y ya sabemos lo que nos van a contar. Muchos medios ya no se adscriben solo a una forma de pensar, más conservadora o más progresista, sino a formaciones políticas concretas. Parémonos a pensarlo: es que es normal que la gente ya no se crea nada. Cuando ya conoces la postura de alguien sin necesidad siquiera de oírlo o de leerlo, ¿para qué hacerlo? Pierde todo el interés.
Los medios tradicionales se han polarizado tras la escusa de no perder lectores pero llamemos a las cosas por su nombre: lo que preocupa es la pérdida de beneficios. Claro que igual en breve hasta se nos plantan con un crowdfunding de los que dice el ministro y les funciona porque, como también señala Mikel:
No nos engañemos: los españoles somos muy sectarios y muy del contigo o contra mí. No nos gustan los tonos grises ni la reflexión. (…) Ese periodismo manipulado encuentra un público en estas personas que quieren leer y oír eso precisamente. Las manipulaciones y las obviedades de las que hablas. Por eso hay medios que viven sencillamente de eso: de alimentar la mala baba. Y por lo visto les funciona, porque ahí siguen. Y sus lectores están muy satisfechos.