Cuando innovar es volver
Cuentan en el vídeo promocional de las Escuelas Steve Jobs que las habilidades que los niños necesitan son muy diferentes a las de años atrás, por eso a su propuesta la llaman «educación para una nueva era».
Como el nombre de las escuelas indica, la propuesta está basada en el iPad y, dejando a un lado el mercado que promueve la noticia, su concepto educativo parece estar basado en el aprendizaje “dirigido” y en el potencial de control de las aplicaciones que ofertan:
Un pilar fundamental de este enfoque revolucionario es el iPad, el cual posee cada alumno y cada maestro, no solo en la escuela sino también fuera de ella, por lo tanto el niño siempre dispone de su herramienta de aprendizaje en cualquier lugar que se encuentre. Tik tik sCoolTool fue diseñado para revisar un seguimiento automático y con la agenda de cada estudiante. A través de iDesk Learning Tracker las escuelas y los padres controlan el rendimiento en el aprendizaje de los alumnos al estos utilizar aplicaciones educativas específicas.
Justo en las antípodas, desde La educación prohibida se plantea:
¿todos tenemos que saber y querer hacer lo mismo? Este sistema que domestica en criterios únicos para seleccionar a “los mejores” es un sistema de exclusión social. No hay más que observar a los niños para darnos cuentas de que nacemos con un maestro interior que nos impulsa al aprendizaje, a la observación sistemática. Como decía Paulo Freire, estudiar no es un modo de consumir ideas sino de crearlas y recrearlas.
Mientras que para las Escuelas Steve Jobs la tecnología (del iPad, faltaría más) es el pilar fundamental y «la herramienta» de aprendizaje, para el no-modelo propuesto en La Educación prohibida «la comprensión es una herramienta en constante crecimiento» lo que implica total ausencia de intervencionismo:
Los errores no son sino los pasos del aprendizaje que nace de una pregunta en el caos, no de una respuesta en el orden
Trasladado a las empresas
Por más que se hable de la importancia de la creatividad, el aprendizaje y los procesos de innovación, en las empresas hay poco tiempo (y a veces poca intención) para permitirlo. Hoy en día, independientemente del tamaño, (casi) todas han ido incorporando herramientas más o menos estandarizadas para compartir información, sin embargo, en demasiadas ocasiones los objetivos de un proyecto quedan enterrados en farragosos procesos que, bajo la excusa de facilitadores, desvían el esfuerzo y la creatividad supuestamente perseguidos.
Y cuando los resultados no cumplen las expectativas, todo se complica. Suele ocurrir que cuando el conflicto asoma pero no aflora, se multiplican las reuniones de «coordinación» que, a menudo, terminan por la vía rápida: la simple imposición. No es que falte la «intención de» pero no es fácil ser arte y parte al mismo tiempo. Tal vez por eso uno de los talentos más desarrollados parece ser el de surfear entre los obstáculos en vez de intentar eliminarlos.
Incorporar o actualizar la tecnología en los procesos es importante, pero la tozuda realidad se empeña en recordarnos que debemos tener en cuanta cómo afecta en algunos elementos esenciales y culturales a nuestras vidas. Es decir, no sabemos cómo resolver las lagunas del presente pero sí creemos tener opinión formada sobre el tipo de educación que el futuro reclama.
Los ejemplos de propuestas educativas mencionados más arriba escenifican bastante bien lo que puede haber de escusa tras la radicalización de perspectivas: el exceso de tecnología se percibe como control por parte del equipo/alumnado y el exceso de «improvisación creativa» como falta de rigor en la ejecución del proyecto/educación. Y ahí la contradicción porque la libertad creativa que se reclama en el trabajo se convierte en afán de control cuando toca decidir como madres/padres.
Y en un colegio de barrio…
La directora del San Xoan da Filgueira, una escuela pública ferrolana, inicia cada jornada atendiendo a las familias durante una hora, algo poco habitual incluso en colegios privados. Pero no es sólo ella sino todo el profesorado ya que buena parte de la actividad se desarrolla en los pasillos porque el diálogo es fundamental para potenciar la espontaneidad de todos: pequeños, mayores y trabajadores.
Una de las actividades estrella del centro es el “programa de apadrinamiento literario” en el que los alumnos mayores protegen desde el inicio de curso a un estudiante de los primeros ciclos, aunque a veces son los pequeños los que terminan eligiendo o reinventando las historias:
Non hai que dicirlles nada, eles van buscar o libro e ao seu afillado e elixen un espazo do centro para facer a lectura
El caso fue noticia reciente porque recibieron otro premio más pero, probablemente, no es tanto lo que hacen sino con quién y cómo lo hacen ya que, según explica: las metodologías se adaptan a cada necesidad y cuando es necesario mostrar los valores de la amistad, antes de cualquier conferencia se recurren a historias escritas, audiovisuales o relatadas por algún miembro de la comunidad.
Lo que más llama la atención es la importancia que dan a las normas y la insistencia para que todo el mundo las interiorice pensando en los demás. Por eso tienen espacio propio y un decálogo escrito en lo que llaman rincones para resolver trifulcas.
Publicación original: enPalabras