Soltando amarras
Cada inicio de año el asunto del balance profesional/personal me recuerda que mi sistema de indicadores sigue pendiente de revisión porque no consigo cuadrar mi calendario con el fiscal oficial. Por un lado hay temas que no caben en la agenda mientras que otros hace tiempo que han inaugurado la de 2014.
No es fácil objetivar este tipo de balances ya que se refieren más bien a la segunda acepción de la palabra: estudio comparativo de las circunstancias de una situación, o de los factores que intervienen en un proceso, para tratar de prever su evolución. Pero, ¿es esto así? Un estudio comparativo…. ¿con respecto a qué? ¿Tenemos perspectiva suficiente para, al menos, entender?
Cierto que el contexto nos condiciona pero también que, en muchos casos, las circunstancias nos definen. En mi caso, el único del que puedo hablar con algún grado de razonable certeza, tal vez la primera tarea debería ser revisar mi tendencia a dar más relevancia al esfuerzo futuro que al ya superado, pero supongo que me puede, y a veces me pierde, la curiosidad. O la necesidad, porque no me creo un caso especial, es algo que tenemos en común quienes trabajamos por cuenta propia: sea cual sea la situación de trabajo presente, siempre hay que estar con la mirada y el instinto enfocados al futuro.
Puesto que para referenciar(me) debo entender(me), este año añado dos conceptos al ya mítico de trabacaciones:
- Tragozar, unión de trabajar y gozar, porque la verdad es que a pesar de todo, disfruto con mi trabajo.
- Agendar, no porque sea adicta a la programación sino por acotar mi tendencia a evadirme del tiempo real cuando me entusiasmo.
Para aproximar la reflexión al contexto también necesito tomar como punto de partida una pregunta imprescindible: ¿estoy en algún lugar cercano, o parecido, al que supuestamente aspiraba hace un año? Y aquí una parada porque lo más importante de la cosecha actual llevaba, al menos, dos años en proceso:
- Buscando enfoque y sistema para el trabajo en equipo que permita un equilibrio dinámico entre lo personal y lo profesional: Horarios y tiempos
- Tratando de tener perspectiva sobre la atomización de los esfuerzos individuales y la necesidad de encontrar fórmulas colaborativas: La dimensión de un proyecto y ¿De quién son los proyectos?
Ambas cuestiones tienen mucho que ver con el intenso aprendizaje en el que nos embarcó el Proxecto Máscaras, que ha ido apareciendo en mis reflexiones y del que he hecho recientemente un amplio resumen en el blog asociado a la pelicula. Al coincidir con el empeoramiento de la crisis, nos queda la duda de si nuestros errores de novatos en esto del cine se podrían haber minimizado pero, como le comentaba a un colega, el proyecto nos permitió tener un objetivo claro y concentrarnos en «aprender y hacer» mientras el sistema se empezaba a resquebrajar:
Hay quien trabaja siempre sobre planificaciones muy claras, otros parece que tenemos una cierta tendencia a involucrarnos en proyectos que se nos hacen más grandes de lo previsto. Tras una autocrítica revisión, no he podido llegar a conclusiones definitivas sobre si el origen de esta tendencia está en un fallo de previsión o en la necesidad de disciplinar la intuición y la visión periférica, pero lo que sí estamos haciendo es establecer una metodología clara para sacar el máximo partido sobre este continuo aprender haciendo que no debe quedar reducido a la experiencia que lo origina.
La primera mitad del año hemos tenido que aprender, a la brava, como (no) hay que negociar y hemos podido comprobar que la dignidad de las personas es un argumento mucho más poderoso que el dinero. Creo dejar atrás una etapa en la que más de una vez me he visto superada por los retos (internos y externos) y en la que unas cuantas decisiones me han hecho entrar en serio conflicto conmigo misma, pero también es cierto que me han ayudado a desarrollar algunas habilidades y competencias a las que no estaba prestando demasiada atención.
El inicio de 2013 nos pilló con muchas batallas en curso pero con objetivos poco definidos y el exceso de actividad terminó por llevarme al punto de inflexión en el que, al fin, el orden fue emergiendo del aparente caos: los objetivos empezaron a tener nombre y estructura.
Esperando que 2014 ponga en línea la rentabilidad personal y profesional con la económica, estos han sido algunos hitos de 2013:
- Nos peleamos bastante repensando la nueva Web de empresa porque ya no expresaba todo lo que hacemos. Ahora también confluye allí lo que reflexionamos desde los blogs personales y en los de los proyectos a modo de no-punto del que surgen los diferentes caminos.
- Hemos estrenado Máscaras. La película nos ha dado también algunas satisfacciones que ya se están convirtiendo interesantes posibilidades en el ámbito educativo.
- El corto Calcetin(e)s ha tenido un desarrollo que no esperábamos, con participación en festivales y numerosos bolos. Los protas se han tomado muy en serio esto de ser actores en la vida pública.
- Las empresas van reactivando proyectos pero aprendiendo a ser autosuficientes para explorar nuevos caminos. Me gusta esta nueva faceta.
- He reducido (casi) drásticamente los enredos institucionales con lo que he ganado mucho tiempo para pensar, diseñar y hacer.
Desde una mirada más personal, tal vez la palabra serenidad es la que mejor define el cierre de 2013. Y aunque he viajado menos, a lo largo del año he tenido ocasión de reencontrarme personas que llevaba tiempo sin ver y desvirtualizado a otras que conocía a través de sus blogs. Muchos de estos encuentros se concentraron en Bilbao a principio de julio en el que pude disfrutar de una ruta por la ría, la asistencia al #fororedca1 y una deliciosa cena entre amigos. También hemos tenido la suerte de tener invitados de lujo aquí como Paulino, Julen o nuestros amigos del Trash.
Ha sido un año de interesantes conversaciones, especialmente con Manuel Calvillo, de lecturas diversas y de visionados de películas muy variados, en muchos casos relacionados con votaciones académicas e intereses profesionales (el trabajo manda). A mi actividad bloguera le sentó bien el nuevo lector de RSS, pero el cambio de servidor no le ha gustado a mi Blogroll, que parece que sólo se lleva bien con Blogger. Y ya lo siento porque aunque no esté de moda, a mí me gusta.
Publicación original: enPalabras