UnaCopaDeOlvido

Llegaran tan repletos de actualidad que la conversación se resistía a captar lo real. Hacía calor. El verano venía lluvioso y melancólico pero la tarde anterior julio se había impuesto y ese día el termómetro había superado con creces los treinta grados. Llegaban saturados del día y desactualizados de la Vida pero la seducción de Fran se desplegaba en cada detalle y les fue atrapando en la magia del momento.

La foto llevaba meses en espera de las esquivas palabras que ahora, tras la ronda de encuentros navideños, acechaban en agridulce recuerdo y no dejaba de preguntarse por qué. Tal vez por la conversación fluida y sin ataduras de aquella noche, o por la intuición de esa libertad sin expectativas que permite a los vínculos enredarse a su antojo, en un vaivén enriquecedor.

Se había traído imágenes de la ciudad desde otra perspectiva pero sentía no tener un foto de los cuatro cuando alzaron las copas. Pero tal vez en eso consisten los momentos irrepetibles, en sentirse protegidos tras el brindis del olvido.

Publicación original: enPalabras

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