El mar como metáfora

EntreAlertasLa primera sociedad de salvamento en el mar en España fue creada por voluntarios en 1880, y no estaba coordinada por ninguna agencia, se gestionaba de modo local.

Sin embargo, como suele ocurrir, no se dotó de recursos y fue desapareciendo ya que con el paso de los años su papel fue asumido por la Armada Española (tan imperial ella), por la empresa estatal Remolques Marítimos, S.A. (entramado de operaciones monopolistas estatales) y la Cruz Roja para rescates de bañistas.

Pero el paso definitivo hacia la creación de un sistema de salvamiento moderno no se dio hasta un siglo después, en 1979, que fue cuando el gobierno español firmó en la ciudad de Hamburgo la inscripción en el Convenio Internacional de Búsqueda y Salvamento SAR 79. Pero este convenio aún tendría que esperar seis años ya que hasta 1985 no entraría en vigor.

Este convenio definía la organización de una red de centros encargados de la coordinación de los distintos recursos humanos y materiales para la realización de misiones de salvamento.

Los titulares siempre han viajado ligeros

El relato “aséptico” de la historia de la Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima no deja ver la trastienda de las rutas del poder, y mucho menos las tragedias que tuvieron que sucederse hasta que, en 1989, ve la luz el primer Plan Nacional de Salvamento:

Con la Armada y la empresa Remolques Marítimos como únicas dos entidades para el rescate marítimo, España, con un total de 7.880 km. de costa y una superficie de responsabilidad marítima de más de 1 500 000 km2, no disponía de los medios suficientes para cumplir las exigencias de dicho convenio. Por tanto, ante la carestía de medios, se publicó en 1989 el primer Plan Nacional de Salvamento para la construcción de dos centros de coordinación de salvamento y del centro nacional de coordinación, así como la contratación de los primeros buques y helicópteros para dotar de medios a la futura Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima.

La Sociedad de Salvamento y Seguridad Marítima fue creada (¡al fin!) en noviembre de 1992, con la promulgación de la Ley 27/92 de Puertos del Estado y de la Marina Mercante.

Y por el medio, la pequeña historia de la «Blanca Quiroga»

BlancaQuirogaLa Blanca Quiroga fue la primera embarcación de salvamento marítimo que operó en España. Y aunque ahora se la cita como la primera base de la Cruz Roja del Mar, fue una iniciativa ciudadana en 1970, a raíz de la tragedia del pesquero La Isla, que embarrancó a escasos metros del Faro de Hércules en A Coruña. Familiares y vecinos oían sus gritos desde tierra.

Eran las cinco de la madrugada y el pesquero La Isla navegaba hacia el puerto de A Coruña con una buena marea de merluza. Por causas que treinta años después aún no están claras, encalló contra los bajos de la Torre Hércules. Sólo el maquinista del barco, Ramón Seoane Martínez pudo ser recogido con vida después de permanecer seis horas en el mar agarrado a un tablón.

La tragedia de La Isla es recordada con rabia y desesperación por los ciudadanos coruñeses, pero sobre todo por los vecinos de As Lagoas. Escuchaban los llantos de los náufragos, sus desesperadas llamadas de auxilio. Sin embargo era imposible hacer nada por ellos desde tierra. Le tiraban cabos pero el mar los transformaba en hilos de coser.

La frustración ciudadana fue recogida por Francisco Dotras Lamberti (cónsul de Francia) en un movimiento social que consiguió traer al puerto de Coruña dos embarcaciones inglesas diseñadas para el rescate de personas en el mar. Es decir, fue una iniciativa ciudadana la que consiguió las donaciones de particulares e instituciones para que, en 1973, llegara a Coruña la lancha Blanca Quiroga.

IrresponsabilidadTras 29 años de servicios, la pequeña embarcación que participó en incontables salvamentos y catástrofes como el Urquiola y el Mar Egeo, reposa y observa desde un recién recuperado parque de la ciudad. Y supongo que no entiende nuestra torpe miopía que salta de la fiesta del bronceador a la tragedia de daños en paseos marítimos.

La belleza del temporal es innegable, el problema es no querer escuchar lo que nos cuenta. El grueso de las noticias se las lleva el cemento destrozado y las desgracias humanas, en algunos casos debidas a la imprudencia, individual y colectiva, por el desconocimiento de las alertas olvidadas. Y de las silenciadas.

El espectáculo ha dado impresionantes imágenes pero Iago eligió los momentos intermedios, entre alertas, para escuchar lo que contaba. Me ha hecho pensar en esas otras alertas que se gestan en el día a día y a las que no atendemos hasta que se publican en el BOE.

Mar from enimaxes.com on Vimeo.

Publicación original: enPalabras

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