Arquitectura legislativa
Además de los designios de los dioses y de los faraones, los egipcios vivían pendientes de otro factor que condicionaba su existencia: las crecidas anuales del Nilo.
Si bien las crecidas no se podían controlar, era necesario predecirlas como referencia de la situación económica ya que saber cuanta cosecha se recogería en los campo de cultivo permitía establecer los impuestos.
Un nivel de las aguas muy bajo suponía que muchos terrenos no podrían cultivarse y la consiguiente hambruna en todo el país. Un nivel muy alto permitía predecir la inundación de los pueblos, la destrucción de viviendas y la inutilización de los canales de riego.
Los gobernantes necesitaban estimar los impuestos a cobrar y para ello crearon un sistema que medía, con una serie de marcas, los niveles de inundación del río: el nilómetro. El sistema permitía estimar el volumen de la crecida y, por tanto, de la cosecha. Es decir, el verdadero objetivo de medir las crecidas del Nilo era fijar la cantidad de impuestos que se podían cobrar.
Se construyeron nilómetros a modo de escaleras en las riberas del Nilo y otros de sorprendente precisión matemática en pozos subterráneos, como el de Rodas. Ahora es más sencillo, (casi) todo se provoca y controla a través del BOE. Y mientras dios inunda los discursos el poder se re-centraliza.
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