A estas alturas, un lector suspicaz podría pensar…

Yago GarciaEl pasado jueves Yago García nos sorprendía con la pregunta que incluyó en el titular de la entrevista al director de Máscaras para la revista CINEMANÍA: ¿Quienes son los diferentes?

Y nos dimos cuenta de que la esencia de la película, y tal vez su principal valor, quedaba expresada con esa «simple» pregunta.

La conversación entre Yago y Iago no fue corta, ni típica (igual tiene algo que ver con esto de ser tocayos), pero es lo que ocurre cuando quienes conversan no gustan de caminos trillados. Y viendo el resultado, no me extraña que Yago se autodefina como periodista todoterreno, pero salta a la vista su reocorrido profesional, con experiencia en todos los ámbitos de la profesión, especialmente en los relacionados con el periodismo cultural: cine, música, literatura, internet, tecnología y tendencias.

Desde luego intuyo que lo suyo no es la vida contemplativa ya que actualmente es redactor web de la publicación CINEMANÍA y colaborador de eldiario.es y Retrogamer España. Como apunte personal he de decir que me ha encantado que preguntara por las anécdotas porque es ahí, en esos pequeños pedazos de realidad, donde se aprecia la grandeza de la vida.

Cinemania

La increíble historia de ‘Máscaras’: ¿Quiénes son los diferentes?

Cuatro años de rodaje, 300 horas de metraje acumulado… Y un reparto de personas con discapacidad intelectual. Hablamos con Iago González, director de una de las películas españolas más inesperadas de 2014. Por YAGO GARCÍA

«Nunca quise hacer una película ‘necesaria», cuenta Iago González (35 años). «Mover el corto nos está costando un triunfo precisamente porque huímos del enfoque buenista, y durante el rodaje evitamos ponerlo en conocimiento de los medios, porque sabíamos que iban a presentarla como el cuento de la lagrimita». La película a la que se refiere González es Máscaras, que se presenta hoy en Madrid como parte de la V Bienal de Arte Contemporáneo de la Fundación ONCE. Y llevar con relativo secreto su rodaje debió ser un trabajo de chinos, porque duró la friolera de cuatro años desde su concepción en 2009 hasta su finalización. ¿Dónde está la clave de todo lo que nos ha contado este director? Pues en que Máscaras no es sólo un largo cuyo argumento versa sobre la realización de un corto (que, para más señas, se titula Calcetin(e)s) sino la realización de un corto protagonizado por personas con discapacidad intelectual.

«¿Que por qué comenzamos la película? Pues por demencia…», bromea González antes de entrar en detalles sobre la realización del proyecto. «Una una asociación contactó con mi productora, Enimaxes, para ver si montábamos un taller de cine, como actividad de ocio para personas discapacitadas», prosigue, indicando que «cuando decidimos llevarlo más allá, no quisimos incidir en la discapacidad como tema: si en lugar de allí hubiésemos trabajado en un hogar del jubilado, pues nos hubiéramos amoldado a las circunstancias igualmente». Otro escollo que González y su equipo procuraron evitar a toda costa fue la moralina, y también esa presunta compasión merced a la cual, nos indica, «la gente sigue llamando ‘chicos’ a los minusválidos psíquicos aunque tengan ya 50 años».

Por otra parte, trabajar en la asociación proveyó al filme de un punto de interés: «Ahora, en lo que se refiere al tratamiento, hay asociaciones para todas las variedades de discapacidad: síndrome de Down por aquí, autismo por allá…», explica, «pero en el centro de trabajo donde rodamos se da cita gente con trastornos muy diferentes». El cineasta nos comenta el caso de Mireia, una de sus actrices: «Una adolescente muy normal, que saca buenas notas, juega al hockey en el instituto… Y que, a los dieciséis años, la atropella un coche y se queda con un problema neurológico para toda la vida». Ella y sus cuatro compañeros de reparto Eva, Manolo, Juan y Miguel intervinieron en un metraje en bruto que llegó a rondar las 300 horas antes de los preceptivos tijeretazos.

El resultado, según comenta González, se resume en una frase que él afirma haber oído en muchas proyecciones de su corto: «La gente dice: ‘Yo no conocía este mundo, pero al final es mucho más normal de lo que pensaba». González le pone toda la intención posible a la palabra «normal», pero también reconoce que los cuatro años de rodaje de Máscaras supusieron un tránsito por la cuerda floja. Para empezar, el filme se realizó sin guión, y con la premisa de «tomar un punto de partida, disponer unos elementos y dejar que las cosas sucedan». Por otro lado, cuenta, «debíamos conseguir que los actores lo vieran como algo rutinario, y que acabaran sintiendo el proceso como algo suyo». «Sabíamos cuáles iban a ser las fases del proyecto, pero no cuándo iban a sucederse, e incluso que el rodaje podía no salir, pero tampoco podíamos ser severos», prosigue. Y es cierto que en la producción de Máscaras hubo problemas, entre ellos alguna baja en el reparto, pero también que el equipo y los actores encontraron puntos en común: «Ellos trabajan en un CET [centro especial de trabajo] y nosotros también tenemos nuestros curros. Cuando llegábamos al set, veíamos que todos estábamos cansados, y que a lo mejor nuestras situaciones no eran tan distintas: ahí desaparecían las barreras».

A estas alturas, un lector suspicaz podría pensar en Máscaras como uno de esos proyectos ante los cuales los personajes de El cine al desnudo exclaman «¡Esto huele a Goya! ¡Y a subvención!» mientras se frotan las manos. A González le hace gracia la idea, porque las ayudas oficiales para el corto han sido mínimas tanto antes como después del rodaje. Por otra parte, pueden establecerse paralelismos entre su cinta y la aclamada Todos vós sodes capitans de Oliver Laxe (por su juego entre ficción y no-ficción) e incluso con Yo, también, la cinta protagonizada por Pablo Pineda (el primer europeo con síndrome de Down en acabar una carrera universitaria). La respuesta del director: «La película de Laxe no la he visto. Y Yo también… pues me parece una película muy valiente, y que da visibilidad al tema, pero no tiene nada que ver con la nuestra».

Con coincidencias o sin ellas, y aunque no tenga aún distribución física («No lo hemos planteado, aunque sí me gustaría que se viese por televisión») Máscaras ya se ha proyectado para el público, despertando buenas reacciones, también en el ámbito educativo: «Incluso algunos especialistas nos han pedido una copia física -que no tenemos- para usarla en su trabajo». Aun así, cuando le preguntamos por anécdotas relacionadas con la película, Iago nos cuenta una muy ilustrativa: «Cuando proyectamos la película en el Día de las Personas con Discapacidad [3 de diciembre], Mireia se acercó a hablar con el conselleiro de Educación [Jesús Vázquez]. La tía va, y le suelta a bocajarro: ‘¿Por qué no hay más personas como nosotros en televisión?’. Y se queda tan ancha…».

Máscaras se proyecta mañana, viernes 13 de junio, en la Academia de Cine (Zurbano, 3, Madrid) a las 20.00.

Publicación original: Proxecto Máscaras

Compartir

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *