De igual forma que el territorio no debiera ser analizado como una serie de compartimentos estancos, tampoco debería ser gobernado mediante políticas sectoriales. En la sectorización influyen por cierto causas diversas: desde las distintas visiones, formaciones, lenguajes de los profesionales, agentes e intereses que trabajan el territorio, hasta la complejidad de análisis global del territorio, la que va siendo vista por muchos, lamentablemente, como un impedimento más que un desafío a la creatividad.
La intervención asistencialista de los poderes públicos en el momento de la emergencia ─cuando no su ausencia─ jamás logrará la sustentabilidad deseada hoy para los territorios habitables.
Así por ejemplo, en materia de instrumentos de planificación, en el plano regulador de una ciudad las redes físicas se diseñan en un espacio de dos dimensiones expresando las distancias a escala. Años de planificación y ordenamiento espacial con la ayuda de planos y cartas han habituado a una percepción euclidiana. Pero, la realidad tal como es, exige una representación sistémica, la que se acomoda mal a la localización de actividades humanas en el espacio físico. (La ciudad y el agua)
Porque lo que cuenta es la interacción de los subsistemas, sus enlaces y eslabones. Los «planos de zonificación», como los lenguajes sectoriales, excluyen a las personas e impiden el desarrollo sostenible de la ciudad.
Publicación original: dMudanza