«A veces solo quiero hablar de la música, no de que soy una mujer»
El titular elegido por la periodista para la entrevista a Keri-Lynn Wilson parecía indicar cierta intencionalidad, pero sólo empezar a leer ya saltan las discordancias:
Keri-Lynn Wilson es una de las principales representantes del género femenino en la dirección de ópera
Me sorprende, y alabo, la infinita diplomacia de Keri porque imagino lo harta que debe estar de las eternas preguntas, pero la cuestión de fondo es la que subyace en el forzado uso de la perspectiva de género respecto al estatus profesional.
¿Alusión al género Mal-usada o Mal-intencionada?
- «Representante del género femenino»: ¿Pero no se hablaba de música?
- ¿Significa cosas diferentes en la «dirección de ópera» el ser directora o director? ¿No dirigen las mismas obras?
- ¿Hay pues una categoría femenina y otra masculina? ¿Es una mejor o peor que la otra? De ser así, me pregunto que tiene que hacer un hombre para poder entrar en la categoría femenina, y viceversa.
¿Qué significa «ser profesional de»?
Es otro «matiz» no menos importante porque… ¿se refiere a cuantas personas saben y podrían hacerlo o sólo a las que pueden vivir de hacerlo?
Profesión-ocupación-empleo son cosas diferentes y la realidad nos demuestra continuamente que «el poder llegar a» no es una cuestión de talento sino otra de las múltiples caras de las elites y círculos de poder, en este caso en el arte.
Ya, lo de siempre: como hay menos mujeres en la profesión, hay que «dar visibilidad». Igual es porque al tener que decidar tanto tiempo a hablar del hecho de ser mujeres queda menos para el impulso de sus carreras… Pero en las dificultades y sus mecanismos se profundiza mucho menos. O nada.
Una vez más, la pregunta correcta sería ¿qué hay detrás de los indicadores de éxito?
Publicación original: enIgualdade