Si algo necesita la ciudadanía para vivir razonablemente tranquila es poder confiar en la altura de miras de sus representantes institucionales. ¿Y eso qué significa? Pues ante todo que nos transmitan calma, y que trabajen juntos para responder a una simple pregunta: ¿Qué van a poder contar nuestros hijos y nietos?

El problema no está en las diferencias de enfoque, al contrario, la diferencia es un valor porque contribuye a la búsqueda de soluciones innovadoras y consensuadas. Pero… ¿cómo generar esa confianza en un momento tan delicado, de continuo estado de alerta y de profundas transformaciones sociales y económicas?

Las ciudades no son su pasado ni su futuro, son su presente: la realidad en la que todo confluye. Pero también son el marco donde lo local y lo global se (con)funden en una enmarañada red de voces que se enredan en múltiples capas.

Lo institucional suele moverse entre actos públicos y ocres protocolos, por eso hemos pedido a los representantes del sector empresarial, Antonio Fontenla, y de la ciudad, Xulio Ferreiro, que conversaran fuera de los entornos habituales. Y qué mejor contexto que el emblemático Club del Mar, con su historia de crouwfunding ciudadano y esa inmejorable ubicación.

La historia la hacen las personas

Antonio y Xulio (así de cercanos se han mostrado los dos) no hace mucho que se conocen, incluso es probable no se hubieran llegado a encontrar de no ser por el relevo institucional que se produjo en los últimos comicios municipales, de ahí la visión simplista y prejuicios (el “veterano” y “el que llegó por casualidad”) de sus respectivos círculos y con los que ambos se ríen en la conversación.

Aceptaron el reto a la primera y se han sentado a conversar desde sus respectivas responsabilidades pero, ante todo, como lo que son: un empresario y un profesor de universidad. Y esa conjunción de talentos y aptitudes, junto con la actitud cercana, pudiera ser el punto de partida para que, como dicen en su charla, “Coruña pueda ser lo que debe ser”.

Este mano a mano entre el actual alcalde de A Coruña y el presidente de la CEC no tenía un objetivo definido ni un guión, tan sólo unas referencias en el contexto de este proyecto de reflexión de la ciudad, por eso la conversación resulta comedida y relajada, pero con esa estela de responsable cercanía con la que se exploran las personas inteligentes que saben que negociar no es restar sino añadir. Dos enamorados de su ciudad con un objetivo compartido: el bien común. Pero también comparten la certeza de que los buenos deseos no deben moverse entre ambigüedades, sino con objetivos definidos y diseñados.

Por eso, aunque durante la conversación surgen recuerdos compartidos y enfoques comunes, también asoma la zona crítica ya que ambos son conscientes de la necesidad de delimitar un marco de actuación claro que permita diseñar un futuro en el que apetezca habitar y seguir construyendo.

Lo más importate de poder escuchar cómo conversan nuestros representantes institucionales es sentir cómo contribuye al proceso de construir confianza, con todo lo que implica:

  • Fomentar la capacidad de diálogo: Si queremos una ciudadanía dialogante han de serlo, ante todo, sus representantes. Hacen falta muchas conversaciones para encontrar caminos y generar acuerdos. Sin embargo, vivimos a golpe de titulares efectistas y, la mayor parte de las veces, manipuladores. No hay tiempo para pensar, para conversar, para reflexionar…
  • Contribuir a generar visión: Siempre habrá diferencias de enfoque o conflictos de intereses porque es lo que conlleva la dinámica de una comunidad viva, pero para seguir construyendo futuro hay que abordar los conflictos como oportunidades.
  • Ayudar a construir eslabones para las diferencias: Nuestros representantes institucionales son a veces el único punto de encuentro entre colectivos ciudadanos aparentemente enfrentados. No puede haber temas tabú, lo que hace falta es ponerlos encima de la mesa y tener voluntad de diálogo.
  • Reforzar el orgullo y la actitud emprendedora: Estamos acostumbrados a la foto institucional que generan los actos oficiales pero pocas veces podemos acercarnos al proceso de suavizar diferencias y construir acuerdos. Entender las dificultades fomenta la implicación y la responsabilidad que todas las personas tenemos en las decisiones de la ciudad.

La conversación


Publicación original: dMudanza

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